Última carta a Alice:
«Amor mío:
El fin de semana con Anne no sirvió para nada. No hablemos más de ello. Como tú, quería tomar una decisión, estar seguro de haber elegido bien. Perdón por haberte hecho esto. También quería que sintieras hasta qué punto sufrí durante tus vacaciones. Es idiota, lo sé. Porque nunca sabrás hasta qué punto me hiciste daño.
Alice, estamos hechos el uno para el otro. Es terrible. Contigo todo es hermoso, incluso tú. Pero tu miedo me da miedo. Me resulta imposible no ser el único hombre de tu vida. Odio tu pasado, que entorpece mi porvenir.
Me gustaría que todo este dolor sirviera para algo. ¿Por qué no confías en mí? ¿Por qué estoy loco? Esto no debería ser un reproche ya que tú también estás loca. ¿Crees que sólo nos queremos porque es complicado? En ese caso, vale más que nos dejemos. Prefiero ser infeliz sin ti antes que contigo.
Nuestro amor es indeleble, parece mentira que no te des cuenta. Yo soy tu futuro. Estoy aquí, existo, no puedes seguir viviendo como si yo no existiera. Lo siento. Como dicen los Inconnus: “Es tu Destino.”
No tenemos derecho a rehuir la felicidad. La mayoría de la gente no tiene nuestra suerte. Cuando se gustan, no se enamoran. O cuando están enamorados, en la cama no funcionan. Y cuando en la cama funcionan, no tienen nada que decirse después. Nosotros lo tenemos todo, sólo que, al no estar juntos, no tenemos nada.
Lo que estamos haciendo no tiene perdón. Dejemos de torturarnos. Resulta criminal no apresurarse a ser feliz cuando por fin se presenta la ocasión. Nos comportamos como monstruos con nosotros mismos. ¿Vamos a continuar así durante mucho tiempo? Es innoble causarse tanta pena a uno mismo y a los demás para nada. Nadie nos reprochará el haber aprovechado nuestra suerte.
Esta será mi última carta de verdad. Ya no quiero jugar al gato y al ratón. Me siento abatido, agotado, a tus pies, esperando el tiro de gracia. A partir de cierto nivel de dolor, se pierde todo el orgullo. No te escribo para pedirte que vuelvas: te escribo para avisarte de que siempre estaré aquí. Un gesto tuyo y fundamos una cría de avestruces. Ningún gesto tuyo y yo seguiré aquí, en alguna parte, en el mismo planeta que tú, esperándote. Te quiero locamente, sólo te deseo a ti, sólo pienso en ti, te pertenezco en cuerpo y alma.
Tu Marc, que ha llorado escribiendo esto.»