23. IRSE

Me fascina la extrema tensión eléctrica, palpable, estremecedora, que puede circular entre un hombre y una mujer que no se conocen, sin una razón concreta, así, simplemente porque se gustan y luchan por no demostrarlo.

Ninguna necesidad de hablar. Es una cuestión de muecas, de gestos. Es como una adivinanza, el enigma más importante de tu vida. La gente vulgar lo denomina erotismo, pero en realidad se trata sólo de pornografía, o sea, de sinceridad. El mundo puede venirse abajo, sólo tienes ojos para esos otros ojos. En lo más profundo de ti mismo, en ese instante lo sabes por fin.

Sabes que podrías marcharte inmediatamente con ese ser con el que no has intercambiado más de tres frases. «Irse»: la palabra más hermosa de nuestro idioma. Sabes que estás a punto de utilizarla. «Vayámonos», «Tenemos que irnos», «Un día, tomaremos trenes que se van» (Blondin). Tu equipaje está listo, y sabes que el pasado sólo es un confuso amasijo que queda a tus espaldas y que hay que intentar olvidar, ya que estás renaciendo. Sabes que lo que está ocurriendo es muy grave, y no haces nada para frenarte. Sabes que no hay otra salida. Sabes que vas a causar sufrimiento, que preferirías evitarlo, que sería necesario razonar, esperar, reflexionar, pero «irse», «¡irse!», es lo más fuerte de todo. Todo puede volver a empezar de cero. La casilla de salida promete tantas cosas. Es como si hasta entonces hubieras estado retenido debajo del agua, en apnea juvenil. El futuro es el hombro desnudo de una desconocida. La vida te ofrece una segunda oportunidad: la Historia se repite.

Podría parecer que esa atracción es superficial, pero no existe nada más profundo; estás dispuesto a todo; aceptas los defectos; perdonas las imperfecciones; incluso las buscas, maravillado.

Sólo te sientes atraído por debilidades.

Alice se siente turbada, ¡yo le daba miedo! ¡Miedo! Y, sin embargo, el más asustado de los dos no era ella. No obstante, nunca me había sentido tan feliz de meterle el miedo en el cuerpo a alguien.

Entonces ignoraba que tendría tiempo para arrepentirme.