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Fragmentos de una carta del teniente de navío Xavier Brissac, fechada en las islas de la Salvación, el 3 de mayo.

Pierre engañó a Irene, me acusa del robo de los documentos, me calumnia… Creo recordar que la misma acusación motivó el exilio de Enrique. Sin embargo, Pierre ordenará mi regreso. No ignora que las copias de la correspondencia de Enrique cayeron en mis manos.

Me alegro de que la valentía demostrada por Enrique durante la revuelta, haya sido premiada con esa condecoración póstuma. La mereció, estrictamente, por la influencia de nuestra familia y por el informe que te mandó Bordenave alias Dreyfus.

Por ahora no hablaré de su eventual responsabilidad en la conjuración de los penados. Te aseguro, sin embargo, que la investigación progresa. Las llaves del depósito de armas estaban en su poder; los rebeldes no forzaron la puerta para entrar…

Sobre Enrique tenemos, todavía, noticias contradictorias. Algunos penados declaran que fue asesinado por Marsillac, alias el Cura; otros, capturados en las Guayanas, que huyó en un bote, con el pretexto de perseguir a De Brinon. Debo reconocer que en un tal Bernheim, un presidiario, encontré al más decidido y útil de los informantes.

Te envío algunos objetos que pertenecieron a Enrique. Entre ellos, una sirena de oro, milagrosamente salvada de la codicia de los presidiarios.

Los últimos sucesos afectaron a Bordenave. A veces me pregunto (recordando la idiotez del secretario) si Castel no lo habrá «transformado»… En todo caso, el hombre no parece completamente normal… Le inspiro odio y pavor. Comprendo que estos sentimientos se deben a un desequilibrio de Bordenave; que mi parte en ellos es mínima. Los veo, sin embargo, como signos de una adversa providencia.

Sé que te remitió un sobre con la última carta de Enrique. Lo sé por informes de los presidiarios. No imagines que él me consultó…

Ahora ha desaparecido. Ordené que lo prendan: es un delincuente peligroso. Además oigo rumores de que su intención es delatarme, declarar que maté a Enrique. Pienso con misericordia que esa absurda mentira pueda llegar a Saint-Martin, y ser empleada por Pierre para torturar a mi idolatrada Irene, para reprocharle su pasión hacia mí…

Etcétera.