VIDA ÍNTIMA

Agosto 1984. Leí en un diario: «Hecho incomprensible, cuya investigación reclamamos. En el curso "Aprenda a morir sin dolor" murió el cien por cien de los inscriptos».

Idiomáticas. Para su gobierno. Para que usted sepa y decida como corresponde:

Yo para su gobierno, a usted le aviso:

en esta fonda hoy todos comen guiso.

Me dijo: «Para querer al novio de la hija hay que ser Mujica Lainez».

Bianco me aseguró que en esta época en que la vida privada del individuo está en continuo peligro de requisas policiales, el género de los diarios y de las memorias desaparecerá. Le dije que la vida privada siempre estuvo expuesta a los peores peligros.

Otro me dijo: «La guerra atómica será el fin del mundo». Le dije: «La muerte es el fin del mundo de cada cual. Desde que hay seres vivos, ese fin del mundo llega todos los días en cantidades enormes. Ya nos hemos hecho a la idea».

1984. El argentino, al votar, puede elegir entre peronistas o radicales, vale decir entre la catástrofe o la desilusión.

Esa entrevista que te piden insistentemente, que perturbará el ritmo de tu trabajo, no es tan preciosa para quien la pide; te digo más, no lograrás una gratitud ni re reconocerán un mérito que te libre de futuras entrevistas; al contrario, establecerá un precedente que las volverá inevitables.

Todo cambio en el vocabulario o la prosodia nos irrita, salvo cuando lo recomienda un snobismo.

Modismos.

Nada que ver. 1. Es diferente, no es comparable, no es así. 2. No participa, no está mezclado en tal o cual asunto.

Ni hablar, como en ¿Mi dolor de hombro? ¡Ni hablar!

Progreso. (Versión de la segunda mitad del siglo XX):

Esas manos roñosas del taxista

¿serán de un día en que el jabón no existía?

Santoral. Santa Clara de Asís. Nacida en ese condado, a fines del siglo XII. Fundadora de la orden de las Clarisas. Cuando los sarracenos se disponían a entrar en Asís, Clara, desde lo alto de las murallas, les mostró el Santísimo Sacramento; los infieles optaron por retirarse. Ya próxima a la muerte, en su lecho de enferma, Clara oyó la misa de Noche Buena que a pocas leguas del lugar celebraban en una capilla. Por este milagro la admitieron en el santoral y después la nombraron patrona universal de la televisión.

Triste es la vida de San Roque. Cuando, echado de Plasencia, se retiró a un bosque, por años vivió del pan que todos los días le traía un perro. Pensándolo bien, este amigo fiel debió consolarlo de la ingratitud de los hombres. Sí, Roque debió de sentirse afortunado. ¿No habrá descubierto entonces que el cristianismo se equivocaba al negar el alma a los animales? Inteligencia, tal vez no le sobrara a ese perro, pero desde luego tenía lo que llamamos alma.

El médico de Mujica Lainez escribió una carta a los diarios elogiando el coraje de Manucho. Parece que éste conocía su mal y que le pidió al médico que lo ayudara a llegar decorosamente a la muerte. Cuando lo invitaron al homenaje que le ofreció la municipalidad de Buenos Aires, preguntó al médico si podía asistir. Contestó el médico que sí, pero que sin duda el esfuerzo y las emociones que le impondría ese acto acelerarían el proceso de la enfermedad. Mujica preguntó si lo aguantaría, si no había riesgo de que diera un espectáculo desagradable a toda esa gente que lo quería bien. El médico le aseguró que no había tal riesgo, pero que sin duda a consecuencia de ese acto moriría antes. «Morir un poco antes o un poco después no tiene importancia». Fue al homenaje, se mostró amable y despreocupado. Pocos días después murió.

Acostumbrarse a que la suerte de quien más nos importa, no importe un pito a gente que nos acompaña y nos quiere.

Alarms and Excursions. Desde siempre conozco la expresión, una indicación al director en piezas de teatro ¿de Shakespeare? Ahora no encuentro las dos palabras juntas en Macbeth ni en Hamlet (las primeras tragedias de Shakespeare que leí). ¿El significado? Creía entenderlo, sin examinar la cuestión de cerca. Alarms son campanadas, alarmas. ¿Excursions? ¿Corridas, tal vez?

Otra indicación al director: Flourish, fanfarria.

Frase coloquial. Patearle (alguien, algo) a uno el nido. «Que le dejaran la nietecita fue patearle el nido. Ya no puede acostarse a gusto con la lavandera».

El gran bonete. Expresa convicciones no muy sinceras, pero de corta duración, Sus convicciones son las que la gente quiere oír. Cambian cuando cambia de auditorio.

Memento mori. Tengo por sentimientos malos y desde luego estúpidos los que no aguantan el recuerdo de la muerte. Si me acuerdo de la muerte, ¿puedo querer, sentir amistad, caridad, compasión, ejercer la generosidad, buscar placeres, gozar de lujos, copular, oír música, pensar, contemplar obras de arte, acercarme a la naturaleza, escribir, gozar de la vida? Por cierto, todos son sentimientos, disciplinas, impulsos, actividades aceptables. ¿Puedo dejarme arrastrar por los celos, la envidia, la ambición de poder y posesiones, la vanidad, la pompa, la ostentación? No. Son malos aquellos sentimientos, apetitos que al confrontarlos con la idea de la muerte resultan absurdos.

A lo que lleva pensar… Enamorado siempre de la vida, erijo la muerte en juez de lo bueno y de lo malo.

26 agosto 1984. Ayer murió Truman Capote. Escritor más afortunado en el estilo, sobre todo en el tono de su escritura, que en los temas. Me gustó mucho su novela Breakfast at Tiffany’s cuya primera parte creo que es excelente; después, como en tantos libros memorables, todo se dispersa (aun en los del querido Stevenson…). La idea del lugar seguro (donde la insegura protagonista se siente a salvo de todo peligro) y el carácter de ella (la encontraba parecida a Juno, de quien estaba por entonces enamorado) me sedujeron.

26 agosto 1984. Silvina no recorrió este día sin tropiezos. Al almuerzo, en lo de Mimí, pareció fulminada por una hemiplejia; con la cara en sesgo, hacia abajo y hacia el lado izquierdo, con un brazo más caído que el otro; primero estuvo imposibilitada de hablar; cuando logró hablar, lo hizo con dificultad para encontrar las palabras. Al rato pareció la de siempre. A la hora del té, por unos instantes, tuvo de nuevo dificultad para articular las palabras y para encontrarlas. Después de comer el episodio se repitió, con menor intensidad que a la hora del almuerzo. Desde entonces no hubo recaídas.

Despreocupación ortográfica. Un panadero que produce excelentes baguettes, las denomina Les baguets de la Flaute. Su dificultad para escribir en francés, ¿lo lleva a pensar que en francés uno escribe de cualquier manera? Errores: baguettes, no baguets; flûte, no flaute; femenino, no masculino. Además nuestra flauta de panadería en Francia no se llama flûte sino petit pain y longuet (las más largas). Hay una mercería llamada Le Collection (en lugar de La Collection).

Echar hijos al mundo es disparar proyectiles que estallan contra la muerte. Algunos de esos proyectiles esperan el milagro de perforarla y seguir del otro lado.

Santoral. 1.º de septiembre. San Gil o Egidio. Uno de los santos más venerados de Francia. Nació, según se cree, en Atenas y estudió filosofía y medicina. Repartió su dinero entre los pobres, se retiró a los bosques de Provenza, vivió en una gruta, se alimentó de la leche de una cierva y de las hierbas del bosque. Un día, el rey Teodorico, en una partida de caza, persiguió a la cierva e hirió una mano de Gil, que la extendió para proteger al animal. Conmovido el rey, ordenó que ahí se levantara un monasterio. Después de organizarlo, Gil cruzó los Pirineos, en busca de soledad. Murió en el año 720.

Parrafada con el vasco Incola:

—A usted siempre lo veo por el barrio —le digo—. ¿Cuándo está en su casa?

—Lo menos posible. La suerte de los abuelos es negra, señor Bioy.

—Ha de tener razón, pero ¿por qué lo dice?

—Porque, vea usted, si me canso de conversar con mi mujer (una vieja, reblandecida como yo), puedo conversar con los nietitos. Mire qué perspectivas aduladoras. Como para volverse idiota.

Me dijo que la costumbre de leer novelas policiales lo indujo a desechar, ante las perplejidades de la vida, a lo demasiado evidente, a lo groseramente obvio, y que por ello siempre se equivocaba.

Recuerdo de la infancia. Renuncia meritoria. Cuando llegué al convencimiento de que debía renunciar a la esperanza de tener un día una varita mágica, me sentí muy triste. Había renunciado a algo muy querido.

Ante no sé qué dolor. Que los dioses me distraigan.

Santoral. San José de Cupertino. Nació en 1602, en Cupertino, pueblito napolitano. Su familia: era muy pobre. Porque no tardó en demostrar incapacidad para el estudio, sus padres lo sacaron de la escuela y lo colocaron de aprendiz de remendón; era tan desmañado que no logró aprender el oficio. A los 17 años entró como hermano lego en un convento franciscano; al poco tiempo lo despidieron, por inservible. Trató de ingresar en la orden de los Capuchinos, pero lo rechazaron. En 1621, por la recomendación de un tío suyo, lo admitieron en Santa María de Grosella, como oblato. Allá los padres superiores comprendieron pronto que, en su caso, la santidad se escondía bajo la rudeza y lo consideraron digno del sacerdocio. El estudio fue para él un verdadero suplicio, porque sus facultades mentales eran escasas; sin embargo, pasó los exámenes milagrosamente y fue ordenado el 18 de marzo de 1628. Se retiró a orar. Durante los arrobamientos permanecía en suspenso en el aire, en suave levitación; por esto y por los milagros que le atribuyeron, intervino el Santo Oficio. Fue largamente examinado y se llegó a la conclusión de que no había «nada censurable en fray José». Murió, como lo había predicho, el 18 de septiembre de 1663. Clemente XIII lo canonizó. Es patrono de los estudiantes y también, por ser llamado el Santo Volador, de los aviadores.

En la madrugada del 15 de septiembre de 1984 asesinaron en su casa al dibujante Lino Palacio y a su mujer. Vivían en Callao y Libertador. El Colorado (el electricista) me dio la noticia: Los asesinos: amigos de un nieto que había robado diez mil dólares.

Murió de viejo Luis Bengolea, de 85 años. Según él, desde los 14 había tomado no menos de seis whiskies por día, todos los días. Había hecho la cuenta. Eran muchos.

Estribillo de «Caminito» en su forma original y más veraz:

Desde que se fue

no está más acá.

Un idilio como todos.

Nos quisimos por más de de veintiún años

en que no fueron pocos los engaños.

Mafia. Una explicación de la palabra: en tiempos de guerra con los franceses, había sido sigla de Mal a Francia Italia anhela.

Sabiduría. Es tanto el temor que ante los perros sienten los zorros, que pierden la capacidad de metamorfosearse en personas, o metamorfoseados en personas, de convertirse en zorros y huir (folklore chino).

Lector de Olga Orozco:

Todo suplicio merezco,

sobre mí mismo me enrosco,

de tedio ya me estremezco:

estoy leyendo a la Orozco.

Idiomáticas. Ahí andamos. Plural por singular, plural no mayestaticus sino modesto, discreto. Pronúnciese ay andamos y se dice en respuesta a las preguntas «¿Qué tal?», «¿Cómo le va?», «¿Cómo anda?», «¿Cómo se encuentra?», y significa «más o menos», «no demasiado bien», «por ahí, por ahí» (pronunciar por ay, por ay). Sinónimo: «Ahí (pron. ay) vamos».

Historia imaginada como variante de una película tonta (Una mujer inquietante) que vi. Un hombre tiene una hija con una mujer que adora (como yo quise a Helena Garro). Lo mujer lo deja y se lleva a la chica. Años después, cuando el hombre se entera de que la mujer murió, busca por el ancho mundo a la hija, no porque sea su hija, sino por ser la única otra persona que conoció de cerca de la mujer que adora. Tras muchas aventuras la encuentra, para descubrir que la muchacha ha vivido al lado de su madre sin conocerla, sin quererla.

Con las mujeres sigo haciendo las mismas cosas, ahora en sueños.

Idiomáticas.

Para largo. Llevará mucho tiempo. Autoridad:

Si el parto va para largo,

buen consuelo es un amargo.

Dos patadas, En. Rápidamente. Autoridad:

Lo arreglo en dos patadas, dijo Kant:

donde se lee hormiga, escribir ant.

Premio Konex. Más que selectivo, extensivo: 99 premiados, porque el nº 100 murió. A más de mi diploma me dieron el de Borges, el de Silvina y el de Sabato. Pensé que si me hubiera visto un chico como yo a los dieciséis años, hubiera exclamado «¡Toda la literatura!».

Cuento. El padre le dice al hijo: «Debemos querer la vida». Juntos la recorren, mientras recorren el mundo, y en todas partes encuentran maldad, estupidez, avaricia, avidez, mezquindad, gobiernos despóticos, ricos vanidosos y egoístas, pobres envidiosos y crueles. El padre muere en brazos del hijo, que le pregunta:

—Padre, ¿por qué debo querer esta vida?

—Porque no hay otra.

Papel madera. Inhallable en el Diccionario de la Academia (edición de 1970) y en el de argentinismos de Abad de Santillán. Papel fuerte, de color marrón (pardo), que se usa para envolver. Hay sobres de papel madera: fuertes, convenientes para mandar libros.

Papel higiénico. ¿Argentinismo? ¿Los españoles no lo conocen?

La gente de la generación de mis padres, al sistema de aguas de cañerías que recorren la ciudad y a las usinas que las bombean y las filtran, las llamaban las Aguas Corrientes. «Si falta agua, hay que llamar a las Aguas Corrientes». Mi padre nació en 1882. Probablemente veinte años antes, y seis mil también, no existían los cuartos de baños ni las letrinas. Aunque el Ajax de sir [John Harington]…

MARÍA S.: Sigo trabajando en mi novela. Desde hace tres años estoy con ella.

AMIGO: ¿Cuántas páginas has escrito?

MARÍA S.: Treinta, nomás. Me pasa algo muy raro. En cuanto me pongo a escribir a máquina, me caliento. No puedo seguir. Hasta me viene fiebre. Te juro que no aguanto.

El viaje de la vida. Monner Sans, el terror de los estudiantes de secundario y de la Facultad, en tiempos de mi juventud, apareció los otros días, tembloroso y viejísimo, en la ceremonia de los premios Konex. Vestía un traje azul, de cuyo saco no había nada que decir; de los pantalones sí: eran cortísimos. Guibourg, de 95 años, traía en cambio pantalones correctos y un saco rabón, más levantado en la parte de atrás que en la delantera. Pobres viejos. Como ven mal, los hijos los visten con lo que tienen y no les compran ropa nueva, porque de todos modos no la usarán por mucho tiempo.

Monner Sans tuvo una larga enemistad con Borges. En cuanto a mí, debo agradecerle su Introducción a la literatura. Cuando la leí a los doce o trece años, me estimuló mucho. Sé de memoria no pocos de los versos que cita a manera de ejemplo.

El viaje de la vida. Muchas veces me admiré ante los amantes para conversar que tenían algunas mujeres. Yo era amante para copular; había otros para conversar. Después de los setenta años soy de alguna mujer amante para conversar. No por un impedimento mío, compréndame. Porque no me quieren para otra cosa.

En una pared de la peluquería hay fotografías de algunos clientes. La mía está al lado de la de Fernando de la Rúa. El peluquero me dice: «Es un gran muchacho De la Rúa. Para presidente yo lo voto sin vacilar. Para presidente de un club mediocre, no grande como Boca o River; un club de barrio».

El mismo peluquero: «Yo soy radical de siempre y mi padre era radical. Pero ¿a qué negarlo? Este gobierno hasta ahora no hizo nada de nada. Por eso no quiero darle un voto de confianza y, para el tratado del Beagle, voy a votar por el rechazo. Un cliente, que sabe mucho, me explicó que el arreglo es justo, que las islas fueron siempre chilenas. A mí no me importa. Me dicen que si no aceptamos el tratado podemos vernos envueltos en una guerra. Tanto mejor, porque así la perdemos y nos vamos todos juntos a la mierda. Dígame si usted ve otra solución para este país».

Curiosa acepción de mirar en expresiones coloquiales. «Mirá que va a firmar. Mirá que va a negarse a ser candidato al Nobel»: «Estoy seguro de que no va a firmar. Estoy seguro de que no va a negarse a ser candidato al Nobel».

Me dan el premio de letras del Recorrido Dorado de la Sociedad de Distribuidores de Radio. Pinky (Satragno) agradece en nombre de los premiados con una delicadeza y gracia que «bien se quisieran» la mayor parte de mis colegas. Además —pero esto no ha influido en mi aserto— dice que mis libros la acompañaron en muchos momentos de la vida y porque me pareció sincera me conmoví. Si me convenció por ser una buena actriz que supo interrumpir mi incredulidad también merece elogio y gratitud. Otro de los premiados era Enrique Cadícamo, letrista de tangos, autor de «Che papusa, oí» (que desentonadamente canto de vez en cuando) y de «Anclao en París». Si no es autor de ninguna de las mejores letras («Flor de fango», «Ivette», «Mi noche triste», «Volver», «Garufa», «Pero yo sé»; las parodias de «Entrada prohibida», de «El apache argentino»), está en el límite entre la buena época de los tangos y la decadencia, con la guaranguería de «Adiós, pampa mía». Si yo le hubiera dicho al oscuro escritor que yo era en 1930 o 32 que un día me darían un premio con el autor de «Che papusa, oí» hubiera estado muy feliz. Hoy mismo estoy feliz, porque por esa circunstancia me parece que ingreso en una muy grata mitología de Buenos Aires. Acaso no sea inapropiado señalar que por entonces, apoyándome en una colección del Canta Claro y del Alma que Canta, yo planeaba una antología de letras de tangos. Después de recibir los premios, con Cadícamo nos enredamos en un diálogo amistoso ante un micrófono de Radio Mitre. No sé cómo habrá salido eso.

En mi juventud, en un teatro de revistas alguien cantó «Che papusa, oí» y seguramente yo oí mal, porque a la salida canté:

Che papusa oí

Cómo surgen de este tango

los pasaste de tu ayer

por

los pasajes de tu ayer.

No solamente oí mal, sino que, totalmente confundido, debía de esperar cualquier cosa de la literatura (era la época de mi surrealismo).

Las líneas que siguen son un ejemplo bastante típico del resentimiento y la amargura de los tangos:

Hoy te arrastra la corriente

mañana… ¡te quiero ver!

Ejemplo de lo mismo, en otros tangos:

Ayer te vi pasar

en una voiturette

copera

te saludé

y vos te hiciste el gil

como si no

me conocieras.

En «Niño bien», tango uruguayo, fifí está usado para significar hombre joven, de buena familia (niño bien); hoy la palabra es abiertamente peyorativa y significa hombre excesivamente delicado, afeminado. Por razones de usos, la letra del tango se presta a confusiones: ponerse polvos en la cara, después de afeitarse, no era propio de afeminados, sino de los muchachos de las clases altas:

Llevabas en tu blanca

cara de fifí

más polvo que una carretera.

También dice el tango:

Vos te creés que porque hablás de ti

fumás tabaco inglés

pasás por Sarandí

y te cortás las patillas

a lo Rodolfo

sos un fifí.

(Sarandí es una calle del centro de Montevideo y Rodolfo es Rodolfo Valentino, el suspirado galán cinematográfico de Los cuatro jinetes del Apocalipsis y de El Sheik).

El taxista me dice: «Sin una viuda, de vez en cuando, o en su defecto sin alguna profesional, ya no podría vivir. Después de una tarde con una mujer, vuelvo a casa fortificado y dulce… Mi señora me parece la Virgen Santísima y la contemplo con una sonrisa de embeleso. Mi mujer me pregunta: "¿De qué te estás riendo, desgraciado? Si es de mí, ¿por qué no te vas un poquito al carajo?"».

Dolores lumbares, etc. Hay tratamientos excelentes para los que se conforman con poco.

Proverbios africanos:

Si quieres el perro, debes querer también las pulgas (Benin).

El que no quiere saber nada con una mujer charlatana, que no se case (los de la lengua Mongo).

Hasta haber cruzado el río, no insultes a los cocodrilos (Benin).

Según David Bain, de la Universidad de Manchester (carta en el Times Literary Supplement), lesbiana para las literaturas griegas y latinas, era simplemente una mujer de la isla de Lesbos; entonces no se usaba la expresión lesbianismo para significar el amor entre dos mujeres. En confirmación de lo anterior diré que en mis lecturas de poemas latinos encontré no pocas Lesbias y que nunca sospeché que el poeta les había dado ese nombre para sugerir que tenían amores con otras mujeres.

Sueño. Vivíamos en una cueva muy linda, muy limpia, muy ordenada, muy luminosa, bajo el agua. La superficie del agua estaba por encima de nuestras cabezas, a unos tres metros (o un poco más) del suelo. Mirar desde abajo esa superficie nos daba alguna ansiedad: el hecho de que viviéramos normalmente, sin verdaderas molestias, probaba el error de la gente que supone que debajo del agua uno se moja y se ahoga. A Florencio le daba por modelar, con plasticola, burbujas como las que suben a la superficie cuando se ahoga alguien. Lo reprendí, porque hacer eso me pareció de muy mal gusto; sí, la ocurrencia del chico nos perturbó un poco.

La forma del universo. «Cuando yo era chico imaginaba que la última pared del universo sería como la de una casa y me preguntaba qué habría del otro lado. La imposibilidad de encontrar una respuesta racional me dolía como una falta de coherencia: la falla que estropeaba los esfuerzos humanos para establecer un sistema racional y acabar con los pasajes oscuros que dan ocasión a religiones y demás remiendos arbitrarios. Ahora encontré una solución, cuya coherencia será tal vez puramente verbal. ¿Un yelmo como el del Quijote? Probablemente, pero sirve de algo y es un comienzo. Descripción: el universo es el más grande de loa objetos y es único, en el sentido de que, aunque contenga infinidad de otros objetos, afuera de él no hay ninguno. Sus paredes exteriores son interiores. Es, pues, una esfera absoluta, en la que todos los rumbos, aun los ascendentes y los descendentes, conducen al punto de partida».

10 diciembre 1984. Muerte de Mary Terán de Weiss, es compañera de tenis. Yo no era muy amigo de ella, por serlo de su rival, Felisa Piédrola, a quien entrenaba. Con Felisa, que también fue compañera, se odiaban. Después se hizo peronista, dicen que fue amante de Perón, directora de deportes y culpable de la conversión en canchas municipales de los clubes Buenos Aires (mi club) y Argentino. Cuando cayó Perón y se reincorporaron los clubes, en el Buenos Aires no la admitieron en el equipo para el interclub. Pasó el tiempo. En todas las ocasiones que nos encontramos, el trato fue de viejos amigos. Desde luego ella sabía que yo era antiperonista. Parece que últimamente estaba deprimida. Se tiró desde un octavo piso, en Mar del plata.

Idiomáticas.

Fenómeno. Muy bien. «¿Cómo está, señora?». «Fenómeno».

Tener calle. Haber andado, tener experiencia.

Conversación entre Drago y Helenita Mallea:

DRAGO: Usted está muy nerviosa, Helenita.

HELENITA: No estoy nerviosa, Enrique, estoy loca.

HELENITA MALLEA: «Ya no puede uno leer La Nación. Trae la cara de Alfonsín, el nombre de Caputo, el elogio de Sabato. Es demasiado».

Los ladrillos del edificio de la cultura son los errores. Briante, en una entrevista, me hace decir:

Que me hago hacer «a mano» los trajes en Harrods. Nunca tuve un traje de Harrods.

Que mi automóvil tenía el tablero de madera. Nunca tuve un automóvil con tablero de madera.

Hasta aquí mi disgusto es porque mutatis mutandis… Después me cita entre comillas: «Las chicas pasan y la mujer [en el sentido conyugal] queda», yo habría dicho. Es verdad, pero agregué: «Qué triste».

Comienzo poco recomendable. «Un conspicuo y su propincuo se encontraron…». (Apropincuar, apropicuación, palabras que el diccionario de la Academia registra).

30 diciembre 1984. Fue en Cangallo, 2330 (o 2230), donde formamos fila, Drago, Julito, Charley y yo, para pasar por los brazos de la negra, prostituta que «levanté» para todos, en el cine Myriam, y que me dio dos recuerdos: un naipe (besado con sus labios con rouge) con nombre y dirección, y una fotografía que la muestra con un sweater de cuello ceñido a horcajadas de su rufián. Yo tenía doce o trece años. Hoy le cambiaron el nombre a la calle.

Historia de Eleuterio. Eleuterio B. vivía en Córdoba, con su mujer. Una vez fue al almacén, a comprar algo; no volvió a la casa, sino después de diez años (que pasó en el Paraguay, con una china). Cuando volvió no dio explicaciones ni se las pidieron. Al poco tiempo compró una enorme jaula de alambre tejido, como las de pájaros, de algunos zoológicos y la llevó a la casa. Introdujo en ella una cama, un ropero, un escritorio, una silla y pasó la vida en la jaula. Los criados la llamaban «el cuarto del señor».

Historia de la madre del psicoanalista escéptico. Cuando tenía 16 años, la madre del psicoanalista se enamoró de un muchacho. La familia se opuso al noviazgo y apartó a los chicos. Años después, ella se casó con el padre del psicoanalista; un joyero que mereció la aprobación de la familia. Vivieron apaciblemente. Un día la llamó su primer novio. Quería verla. Ella le dijo que no; hacía cuarenta años que estaba casada, tenía hijos ¿qué locura le estaba proponiendo? Murió el marido. La visitó el antiguo novio. Viven juntos y son felices.

Citando una frase de Rinaldi, confesaré que mis mejores placeres fueron los de un fornicador á la bonne franquette.

Dice que le irritan tus defectos. Quiere decir que le irrita todo aquello en que no te pareces a él.

Regalo de Reyes. En Vicente Casares (la estancia San Martín), al anochecer traían en el vagón (carro abierto, tirado por dos caballos) lo que en el último tren de la tarde llegaba de Buenos Aires (incluso barras de hielo), en largos y angostos cajoncitos de madera.

Yo había pedido a los Reyes que e trajeran un caballo de hamaca. Desde la ventana, en la penumbra del atardecer, vi la inconfundible cabecita, entre otros bultos, en la caja del vagón. Esa imagen me confirmó que vivíamos en un mundo sobrenatural, porque yo sabía que a la noche los Reyes Magos me traerían ese caballo. Indudablemente los chicos creen en lo que se les dice. O yo tenía mucha fe. No diría que la he perdido. Diría que después gané el escepticismo.

Virtudes poco frecuentes: Lealtad, ecuanimidad, coherencia.

Desencuentros en amores de gente de diferentes clases sociales. De lo años 20. Una chica se enojó porque le «Querida». «No soy tu querida».