Latine somnus somni, sopor quies quae ab humoribus a corde ad cerebrum sublatis concitatur, qui ubi fuerint refrigerati recidentes ad cor calorem eius refregerant. En griego se llama (…) ypnos, y de aquí le sacan su etimología, aunque con alguna dificultad, mudando letras. La vanidad antigua fingió aver un dios dicho Sueño, el qual tenía su assiento y morada cerca de los cimerios; descrívele muy bien Ovidio, lib. II, Methamorphoseon:
Est prope Cimmerios longo spelunca recessu
Mons cavus ignavi domos et penetralia somni,
Quo nunquam radiis oriens, mediusve caedensve,
Phoebus adire potest, etc.
El sueño y la soltura, este modo de hablar tuvo origen de la Escritura Santa, Danielis, cap. 2, quando Nabucodonosor despertó despavorido de un sueño, cuyas fantasmas se le avían ya deshecho, y pedía a los magos de su corte le declarasen qué sueño avía sido aquél y la significación dél; y nunca pudieron satisfacerle, respondiendo: Non est homo super terram, qui sermonen tum, rex, possit implere. El profeta Daniel, teniendo noticia de cómo el rey mandava matar a sus sabios, alcanço de Dios en sueños lo que Nabucodonosor desseava saber y assí lo hizo primero el sueño, y con él la soltura, conviene a saber su interpretación, de donde tuvo origen el proverbio tan común: Ni por sueños, término de negar una cosa y enagenarla de su pensamiento. Soñolento, el que anda dormitando.
Sebastián de Covarrubias Orozco, Tesoro de la lengua castellana o española (1611), 1943.