Los sueños de Luciano

En el siglo II, el sofista grecosiríaco Luciano de Samosata (c. 125 185) tuvo varios sueños. En uno narró sus días de infancia, transcurrida y recuperada en visiones. Ensayó ser escultor en el taller de un tío, pero en un sueño se le aparecieron dos mujeres, la Retórica y la Escultura, alabando sus méritos respectivos. Luciano sigue a la Retórica, gana riquezas y honores, y exhorta a los jóvenes a seguir su ejemplo y a ser constantes ante las primeras dificultades de la vida. En otro sueño, llamado El gallo, Micilo sueña felizmente con riquezas y se lamenta de la miserable vida del labrador; lo despierta el canto del gallo, que en su vida anterior había sido Pitágoras: el gallo demuestra al labrador que la riqueza es fuente de desgracias y preocupaciones, mas la pobreza otorga una vida más serena y feliz. En el tercer sueño, Viaje a los infiernos o El tirano, narra la llegada de los muertos a la Estigia: el filósofo Cinisco se mofa en tanto que el Tirano se desespera, trata de huir y recuperar su pasado poder y esplendor; interviene Micilio (ahora zapatero y no labrador) quien no teme el juicio final y lo aguarda con gozosa curiosidad. Él y Cinisco recibirán la bienaventuranza, en tanto que el Tirano enfrentará el castigo.

Rodericus Bartius, Los que son números y los que no lo son (1964).