José interpreta los sueños del faraón

Al cabo de dos años soñó el faraón que estaba a orillas del río y que de él subían siete vacas hermosas y muy gordas que se ponían a pacer la verdura de la orilla; mas también subieron siete vacas feas y muy flacas que se comieron a las otras. El faraón despertó y volvió a dormirse. Ahora soñó que veía siete espigas que salían de una misma caña de trigo, muy granadas y hermosas, mas detrás brotaron siete espiga flacas y quemadas por el viento solana que devoraron a las granadas y hermosas. A la mañana, perturbado su espíritu, el faraón reunió a sus servidores y les relató lo soñado, mas nadie sabía interpretar. El jefe de los coperos recordó su falta y contó al rey del joven hebreo preso, capaz de correcta interpretación. El faraón mandó llamar a José, quien fue apresuradamente sacado de la prisión. Se cortó el pelo, mudo de ropas y fue donde el rey. «He oído hablar de ti, que cuando oyes un sueño lo interpretas.» Respondió José: «No yo; Dios será quien dé una interpretación favorable al faraón.» Éste le relató sus sueños. «El sueño del faraón es uno solo», dijo José. «Dios ha dado a conocer al faraón lo que va a hacer. Las siete vacas hermosas son siete años y las siete espigas hermosas son siete años. Las siete vacas flacas son siete años y las siete espigas secas son siete años. Vendrán siete años de gran abundancia en toda la tierra de Egipto y detrás de ellos vendrán siete de escasez. La reiteración señala la voluntad de Dios y su decisión de apresurarse.» Y aconsejó al faraón poner al frente del gobierno un hombre sabio y guardar el junto de los siete años de abundancia para alivio de los siete años de hambre. El faraón halló que la interpretación era justa; nombró virrey a José, le dio su anillo y vestiduras blancas de lino y un collar de oro. Lo llamó Zafnat Paneaj y le dio por mujer a Asenet, hija de Putifar, sacerdote de On.

Génesis, 41, 1-45.