José, el jefe de los coperos y el jefe de los reposteros del faraón

El jefe de los coperos y el jefe de los reposteros del faraón estaban presos. Tuvieron un sueño en la misma noche, cada uno el suyo y cada sueño de diverso significado. Cuando por la mañana José los vio tristes, dijo a sus compañeros de prisión: «¿Por qué tenéis hoy mala cara?» Le contestaron: «Hemos tenido un sueño y no hay quien los interprete.» José les dijo: «¿No es de Dios la interpretación de los sueños? Contadme, si queréis.» El jefe de los coperos contó: «En mi sueño tenía ante mí una vid con tres sarmientos que estaban como echando brotes que subían y florecían, y maduraban sus racimos. Tenía en mis manos la copa del faraón; tomé los racimos, los exprimí en la copa y la puse en sus manos.» José le dijo: «Los tres sarmientos son tres días; dentro de tres días el faraón exaltará tu cabeza y te restablecerá en tu cargo. A ver si te acuerdas de mí cuando te vaya bien y me haces la gracia de recordarme al faraón para que me saque de esta cárcel; pues he sido sacado furtivamente de la tierra de los hebreos, aquí nada he hecho para que me metieran en prisión.» Viendo el jefe de los reporteros cuán favorablemente había interpretado José el sueño, le dijo: «Pues he aquí el mío: llevaba sobre mi cabeza tres canastillos de pan blanco. En el canastillo de encima había toda clase de pastas de las que los reposteros hacen para el faraón, y las aves se las comían.» Contestó José: «Los tres canastillos son tres días; dentro de tres días te quitará el faraón la cabeza y te colgará de un árbol y las aves comerán tus carnes.» Al día tercero, que era el del natalicio del faraón, éste dio un banquete, restableció en su cargo al jefe de los coperos e hizo colgar al de los reposteros. Pero el jefe de los coperos no se acordó de José.

Génesis, 40, 5-23