[643] La pleca, a la inglesa.
[644] La llave, siempre abierta.
[645] El bigote, retorcido.
[646] La viñeta, bien dorada.
[647] El medianil, desmedido.
[648] ¡Ese blanco desmesurado!
[649] ¡El cuadratín, volandero!
[650] ¡Esa O rota por donde más pecado había!
[651] La orla, esa enagua…
[652] Este espacio sin medida…
[653] Esa perla ya muerta, errata.
[654] Esa versalita tan cachonda.
[655] Este empastelado de plomo y pluma.
[656] Ese clisé tan polizón.
[657] Este cuerpo deleitoso.
[658] Este tipómetro pedorrero.
[659] Esta minúscula caída.
[660] Esta versal tan regileta.
[661] Esta bastardilla tan romana, y esta inglesa tan redondilla.
[662] Esta compacta tan abierta.
[663] Esta calle terrible, empedrada de guiones…
[664] Este corchete cojo, negro, tuerto…
[665] Este paréntesis sin fin…
[666] Este cuadratín obtuso.
[667] Esta fe de erratas tan atea…
[668] —¡Qué tipo!
Le hundió el verduguillo en el medio de la D hasta dejarlo en I; con los despojos en reborujo le puso el punto sobre la tal.
[669] Espacio y buena letra: último secreto de la belleza.
[670] El rojo de las capitulares es el origen de aquello de que «la letra con sangre entra».
[671] —Usted, ¿qué es?
—Regente.
Y lo fusilaron.
[672] Hay letras muertas.