Capítulo XLIII. Cómo la parcialidad de Diego Velázquez perturbaban el poder que habíamos dado a Cortés, y lo que sobre ello se hizo

Desque la parcialidad de Diego Velázquez vieron que de hecho habíamos elegido a Cortés por capitán general y justicia mayor, nombrada la villa y alcaldes y regidores, y nombrado capitán a Pedro de Alvarado, y alguacil mayor y maestre de campo, y todo lo por mí dicho, estaban tan enojados y rabiosos que comenzaron a armar bandos e chirinolas, y aun palabras muy mal dichas contra Cortés e contra los que le elegimos, e que no era bien hecho sin ser sabidores dello todos los capitanes y soldados que allí venían, y que no le dio tales poderes el Diego Velázquez sino para rescatar, y harto teníamos los del bando de Cortés de mirar que no se desvergonzasen más y viniésemos a las armas. Entonces avisó Cortés secretamente a Juan de Escalante que le hiciésemos parescer las instrucciones que traía del Diego Velázquez, lo cual luego Cortés las sacó del seno y las dio a un escribano del rey que las leyese, y desque decía en ellas: «Desque hobiéredes rescatado lo más que pudiéredes, os volveréis», y venían firmadas del Diego Velázquez y refrendadas de su secretario Andrés de Duero, pedimos a Cortés que las mandase encorporar juntamente con el poder que le dimos, y ansimismo el pregón que se dio en la isla de Cuba, y esto fue a causa que Su Majestad supiese en España cómo todo lo que hacíamos era en su real servicio, y no nos levantasen alguna cosa contraria de la verdad; y fue harto buen acuerdo, según en Castilla nos trataba don Juan Rodríguez de Fonseca, obispo de Burgos y arzobispo de Rosano, que ansí se llamaba, lo cual supimos por muy cierto que andaba por nos destruir, como adelante diré.

Hecho esto, volvieron otra vez los mismos amigos y criados del Diego Velázquez a decir que no estaba bien hecho haberle elegido sin ellos, e que no querían estar debajo de su mando, sino volverse luego a la isla de Cuba. Y Cortés les respondía que él no deternía a ninguno por fuerza. E cualquiera que le viniese a pedir licencia se la daría de buena voluntad, aunque se quedase solo, y con esto los asosegó a algunos dellos, eceto al Juan Velázquez, de León, que era pariente del Diego Velázquez, e a Diego de Ordaz, y a Escobar, que llamábamos el Paje porque había sido criado del Diego Velázquez, y a Pedro Escudero y a otros amigos del Diego Velázquez. E a tanto vino la cosa, que poco ni mucho le querían obedecer, y Cortés, con nuestro favor, determinó de prender al Juan Velázquez de León, y al Diego de Ordaz, y a Escobar el Paje, e a Pedro Escudero, y a otros que ya no me acuerdo, y por los demás mirábamos no hobiese algún ruido, y estuvieron presos con cadenas y velas que les mandaban poner ciertos días. Y pasaré adelante y diré cómo fue Pedro de Alvarado a entrar en un pueblo cerca de allí. Aquí dice el coronista Gómara en su historia muy contrario de lo que pasó, y quien viere su historia verá ser muy extremado en hablar, si bien le informaran o él dijera lo que pasaba.