Pues como Nuño de Guzmán supo por cartas ciertas que le quitaban el cargo de ser presidente a él y a los oidores, e venían otros oidores, y como en aquella sazón todavía era presidente el Nuño de Guzmán, allegó todos los más soldados que pudo, así de a caballo como escopeteros y ballesteros, para que fuesen con él a la provincia que le dicen de Jalisco, y los que no querían de grado apremiábalos que fuesen de grado o por fuerza, o habían de dar dineros a otros soldados que fuesen en su lugar, y si tenían caballos se los tomaban, y, cuando mucho, no les pagaban sino la mitad menos de lo que valían, y los vecinos ricos de Méjico ayudaron con lo que podían[70]; y llevó muchos indios mejicanos cargados y otros de guerra para que le ayudasen, y por los pueblos que pasaba con su fardaje hacíales grandes molestias, y fue a la provincia de Mechuacán, que por allí era su camino, y tenían los naturales de aquella provincia, de los tiempos pasados, mucho oro, que aunque era bajo, porque estaba revuelto con plata, le dieron cantidad dello, y porque Cazoncín, que era el mayor cacique de aquella provincia, que ansí se llamaba, no le dio tanto oro como le demandaba, le atormentó y quemó los pies, y porque le demandaba indios e indias para su servicio, y por otras trancanillas que le levantaron al pobre cacique, le ahorcó, que fue una de las malas y feas cosas que presidente ni otras personas podían hacer, y todos los que iban en su compañía se lo tuvieron a mal e a crueldad, y llevo de aquella provincia muchos indios cargados hasta donde pobló la ciudad que agora llaman Santiago de Compostela, con harta costa de la hacienda de Su Majestad y de los vecinos de Méjico que llevó por fuerza. Y porque yo no me hallé en aquesta jornada[71] se quedará aquí; mas sé cierto que Cortés ni el Nuño de Guzmán jamás se hobieron bien, y también sé que siempre se estuvo en aquella provincia el Nuño de Guzmán hasta que Su Majestad mandó que enviasen por él a Jalisco a su costa y le trujesen a Méjico, preso, a dar cuenta de las demandas y sentencias que contra él dieron en la Real Audiencia; que nuevamente en aquella sazón vino, y le pusiesen a pedimento de Matienzo y Delgadillo. Quiérolo dejar en este estado, y diré cómo llego la Real Audiencia a Méjico y lo que hizo.