Capítulo CXCII. Cómo el licenciado Luis Ponce, después que hobo presentado las reales provisiones y fue obedescido, mandó pregonar residencia contra Cortés y los que habían tenido cargos de justicia, y cómo cayó malo de mal de modorra y dello fallesció, y lo que más avino

Después que hobo presentado las reales provisiones y con mucho acato de Cortés y el cabildo y los demás conquistadores obedescido, mandó pregonar residencia general contra Cortés y contra los que habían tenido cargo de justicia y habían sido capitanes. Y desque muchas personas que no estaban bien con Cortés, y otros que tenían justicia sobre lo que pedían, ¡qué priesa se daban de dar quejas de Cortés y de presentar testigos!, que en toda la ciudad andaban pleitos, y las demandas que le ponían. Unos decían que no les dio parte de oro como era obligado; otros le demandaban que no les dio indios conforme lo que Su Majestad mandaba, y que los dio a criados de su padre, Martín Cortés, y a otras personas sin méritos, criados de señores de Castilla; otros le demandaban caballos que les mataron en las guerras, que puesto que habían habido mucho oro de que se les pudiera pagar, que no se los satisfizo por quedarse con el oro; otros demandaban afrentas de sus personas que por miedo de Cortés les habían hecho, y un Juan Juárez, cuñado suyo, le puso una mala demanda de su mujer de Cortés, doña Catalina Juárez la Marcaida. Y [como] en aquella sazón había venido de Castilla un Fulano de Barrios, con quien casó Cortés una hermana de Juan Juárez y cuñada suya, se apaciguó por entonces aquella demanda que le había puesto el Juan Juárez. Este Barrios es con quien tuvo pleitos un Miguel Díaz sobre la mitad del pueblo de Mestitán, como dicho tengo en el capitulo que dello habla.

Volvamos a nuestra residencia. Que luego que se comenzó a tomar la residencia quiso Nuestro Señor Jesucristo que por nuestros pecados y desdicha que cayó malo de modorra el licenciado Luis Ponce, y fue desta manera: que viniendo del monasterio de señor San Francisco de oír misa, le dio una muy recia calentura y echóse en la cama, y estuvo cuatro días amodorrido sin tener el sentido que convenía, y todo lo más del día y de la noche era dormir; y desque aquello vieron los médicos que le curaban, que se decían el licenciado Pero López y el doctor Ojeda y otro médico que él traía de Castilla, todos a una les paresció que era bien que se confesase y rescibiese los Santos Sacramentos, y el mismo licenciado lo tuvo en gran voluntad[63]; y después de rescibidos con humildad y con gran contrición, hizo testamento y dejó por su teniente de gobernador al licenciado Marcos de Aguilar, que había traído consigo desde la isla Española. A este Marcos de Aguilar otros dijeron que era bachiller e no licenciado, e que no tenía autoridad para mandar, y dejóle el poder desta manera: que todas las cosas de pleitos, y debates, y residencias, y la provisión del fator y veedor se estuviese en el estado que lo dejaba hasta que Su Majestad fuese sabidor de lo que pasaba, y que luego hiciesen mensajeros en un navío a Su Majestad; e ya hecho su testamento y ordenado su ánima, al noveno día desque que cayó malo dio el ánima a Nuestro Señor Jesucristo.

Y desque hobo fallescido fueron grandes los lutos y tristezas que todos los conquistadores a una sintieron; como si fuera padre de todos ansí lo lloraban, porque ciertamente él venía para remediar a los que hallase derechamente habían servido a Su Majestad, y antes que muriese ansí lo publicaba y lo hallaron en los capítulos e instruciones que de Su Majestad traía, que les diese de los mejores repartimientos de indios a los conquistadores, de manera que conosciesen en todo mejoría; y Cortés con todos los más caballeros de aquella ciudad se pusieron luto y le llevaron a enterrar con gran pompa a señor San Francisco; fue su enterramiento muy solene para en aquel tiempo.

Oí decir a ciertos caballeros que se hallaron presentes cuando cayó malo, que como el Luis Ponce era músico y de inclinación de suyo regocijado, que por alegralle que le iban a tañer con una vigüela y a dar música, y que mandó que le tañesen una baja, y con los pies estando en la cama hacía sentido con los dedos e pies y los meneaba hasta acabar la baja, y acabada y perdida la habla, que fue todo uno. Pues como fue muerto y enterrado de la manera que dicho tengo, oí el murmurar que en Méjico había de las personas que estaban mal con Cortés y con Sandoval, que dijeron y afirmaron que le dieron ponzoña con que murió; que ansí había hecho al Francisco de Garay, y quien más lo afirmaba era el fray Tomás Ortiz, ya otras veces por mi memorado, que venía por prior de ciertos frailes que traía en su compañía, que también murió de modorra de ahí a dos meses, e otros frailes. Y también quiero decir que parece ser que en los navíos en que vino el Luis Ponce que dio pestilencia en ellos, porque demás de cien personas que en él venían, les dio modorra y dolencia, de que murieron en la mar, y después que desembarcaron en la villa de Medellín murieron muchos dellos, y aun de los frailes quedaron muy pocos, y con ellos murió su provincial o prior de ahí a pocos meses, y fue fama que aquella modorra cundió en Méjico.