Capítulo XII. Cómo seguimos la costa adelante, hacia donde se pone el sol, y llegamos al río que llaman de Banderas, y lo que en él pasó

Vueltos a embarcar, siguiendo la costa adelante, dende a dos días vimos un pueblo junto a tierra que se dice el Ayagualulco. Y andaban muchos indios de aquel pueblo por la costa, con unas rodelas hechas de concha de tortuga que relumbran con el sol que daba en ellas, y algunos de nuestros soldados porfiaban que era de oro bajo. Y los indios que las traían iban haciendo pernetas, como burlando de los navíos, como ellos estaban en salvo, por los arenales y costa adelante. Y pusimos por nombre a este pueblo La Rambla, y ansí está en las cartas de marear. E yendo más adelante, costeando, vimos una ensenada, donde se quedó el río de Tonalá, que a la vuelta que volvimos entramos en él, y le posimos nombre de río de Santo Antón, y ansí está en las cartas de marcar. E yendo más adelante navegando, vimos dónde quedaba el paraje del gran río de Guazacalco, y quisiéramos entrar en la ensenada, no por saber qué cosa era, sino por el tiempo contrario. Y luego se parescieron las grandes sierras nevadas que en todo el año están cargadas de nieve, y también vimos otras sierras que están más junto a la mar, que se llaman de San Martín. Y pusímosle aqueste nombre porque el primero que las vio desde los navíos fue un soldado que se decía San Martín y era vecino de la Habana, que iba con nosotros.

Y navegando nuestra costa adelante, el capitán Pedro de Alvarado se adelantó con su navío y entró en un río que en nombre de indios se dice Papaloaba, y entonces le pusimos nombre río de Alvarado, porque entró en él el mismo Alvarado. Allí le dieron pescado unos indios pescadores, que eran naturales de un pueblo que se dice Tacotalpa. Estuvímosle aguardando en el paraje del río donde entró con todos tres navíos hasta que salió dél; y a causa de haber entrado en el río sin licencia del general, se enojó mucho con él, y le mandó que otra vez no se adelantase de la armada porque no le aviniese algún contraste en parte donde no le pudiésemos ayudar. Y luego navegamos con todos cuatro navíos en conserva hasta que llegamos en paraje de otro río, que le pusimos por nombre río de Banderas, porque estaban en él muchos indios con lanzas grandes y en cada lanza una bandera de manta grande revolándola y llamándonos, lo cual diré siguiendo adelante cómo pasó.