Capítulo CVI. Cómo hobieron palabras Juan Velázquez de León y el tesorero Gonzalo Mexía sobre el oro que faltaba de los montones antes que se fundiese, y lo que Cortés hizo sobre ello

Como el oro comúnmente todos los hombres lo deseamos, y mientras unos más tienen más quieren, acontesció que como faltaban muchas piezas del oro conocidas de los montones, ya otras veces por mi dicho, y Juan Velázquez de León en aquel tiempo hacía labrar a los indios de Escapucalco, que eran todos plateros del gran Montezuma, grandes cadenas de oro y otras piezas de vajillas para su servicio. Y como Gonzalo Mexía, que era tesorero, le dijo secretamente que se las diese, pues no estaban quintadas y era conocidamente ser de las que habían dado el Montezuma, y el Juan Velázquez de León, que era muy privado de Cortés, dijo que no le quería dar ninguna cosa, y que no lo había tomado de lo que estaba allegado ni de otra parte ninguna, salvo que Cortés se las había dado antes que se hiciesen barras; y el Gonzalo Mexía respondió que bastaba lo que Cortés había escondido y tomado a los compañeros, y todavía como tesorero demandaba mucho oro que no se había pagado el real quinto, y de palabras en palabras vinieron a se desmandar y echaron mano a las espadas, y si de presto no los metiéramos en paz, entrambos a dos acabaran allí sus vidas, porque eran personas de mucho ser y valientes por las armas, y salieron heridos cada uno con dos heridas. Y como Cortés lo supo, los mandó echar presos cada uno en una cadena gorda, y paresce ser, según muchos soldados dijeron, que secretamente habló Cortés al Juan Velázquez de León, como era mucho su amigo, que se estuviese preso dos días en la misma cadena, y que sacarían de la prisión al Gonzalo Mexía como a tesorero; y esto lo hacía Cortés porque viésemos todos los capitanes y soldados que hacía justicia, y aun ser el Juan Velázquez uña y carne del mismo capitán, le tenía preso.

Y porque pasaron otras cosas acerca del Gonzalo Mexía, que dijo a Cortés que tomaba escondidas sobre el mucho oro que faltaba, y que se le quejaban dello todos los soldados porque no se lo demandaba al mismo capitán, pues era tesorero, y porque es larga relación, lo dejaré de decir y diré que como Juan Velázquez de León estaba preso en una sala cerca del aposento de Montezuma, en una cadena gorda, y como el Juan de Velázquez era hombre de gran cuerpo y muy membrudo, y cuando se paseaba por la sala llevaba la cadena arrastrando y hacía gran sonido, que lo oyó el Montezuma y preguntó a su paje Orteguilla a quién tenía preso Cortés en las cadenas; y el paje lo dijo que a Juan Velázquez, el que solía tener guarda de su persona, porque ya en aquella sazón no lo era, sino Cristóbal de Olí. Y preguntó que por qué causa; y el paje le dijo que por cierto oro que faltaba. Y aquel mismo día fue Cortés a tener palacio al Montezuma, y después de los acatos acostumbrados y otras palabras que entre ellos pasaron, preguntó el Montezuma a Cortés que por qua tenía preso a Juan Velázquez, siendo buen capitán y muy esforzado, porque el Montezuma, como otras veces he dicho, bien conocía a todos nosotros, y aun sus calidades. Y Cortés le dijo medio riendo que porque era tabalilo, que quiere decir loco, y que porque no le dan mucho oro quiere ir por sus pueblos y ciudades a demandallo a los caciques, y porque no mate algunos, y por esta causa, lo tiene preso. Y el Montezuma respondió que le pedía por merced que le soltase, y que él enviaría a buscar más oro y le daría de lo suyo. Y Cortés hacia como que se le hacía de mal soltalle, y al fin dijo que sí haría por complacer al Montezuma. Y paréceme que le sentenció en que fuese desterrado del real y fuese a un pueblo que se dice Cholula, con mensajeros del Montezuma, a demandar oro; y primero los hizo amigos al Gonzalo Mexía e al Juan Velázquez; e vi que dentro de seis días volvió de cumplir su destierro, y desde allí adelante el Gonzalo Mexía y Cortés no se llevaban muy bien, y el Juan Velázquez vino con más oro. He traído esto aquí a la memoria, y aunque va fuera de nuestra relación, para que vean que Cortés, so color de hacer justicia, porque todos le temiésemos, era con grandes mañas. Y dejarémoslo aquí.