La violencia o brutalidad no pertenece al waterpolo. Desde el principio del partido el árbitro debe dejar bien claros los límites entre el juego permitido y el no permitido. Señalar estas faltas en el segundo tiempo ya será demasiado tarde. Los límites del juego permitido deben quedar muy claros para los jugadores desde el principio. La violencia o la brutalidad no deben pertenecer al waterpolo.
Tres niveles de sanciones por faltas agresivas. Hay tres niveles de sanciones por juego inapropiado: 1. Expulsión por juego demasiado agresivo, incluyendo golpear o dar patadas; 2. Expulsión por todo el partido con sustitución por desobediencia, falta de respeto o mala conducta; y 3. Expulsión por todo el partido con sustitución a los cuatro minutos y penalti por brutalidad. Estas sanciones se aplicarán tanto al equipo defensor como al atacante. Además, no tendrá ninguna importancia si el jugador que recibe la falta tenía o no la pelota. Si se comete esa falta, se debe señalar inmediatamente la sanción apropiada.
Cuando se trate de juego demasiado agresivo, el jugador que hubiera cometido la falta será expulsado inmediatamente. Se deberá prestar especial atención a las situaciones en que las manos o brazos del jugador defensor están rodeando la cara, cabeza o cuello del atacante. Esto también se considera faltas de golpear. En la mayoría de estos casos, debido al riesgo de poder causar lesiones, se deberá expulsar al infractor. Si un jugador golpea o da patadas a un contrario, incluso en el caso de que no lo haya alcanzado, este jugador deberá ser expulsado.
Juego violento o persistir en el juego sucio es mala conducta. Se le expulsará por todo el partido con sustitución. Si un jugador participa en el partido de forma que se está empleando con violencia o persistiendo en el juego sucio, deberá ser expulsado con sustitución. Los jugadores deben controlar sus acciones y sus cuerpos. Si un jugador comete un acto de violencia o mala conducta, a menos que no fuera intencional, el jugador deberá ser expulsado del partido con sustitución.
La brutalidad requiere intención de hacer daño. Brutalidad es golpear o dar patadas o intentar hacerlo con intención maliciosa, esto es, para hacer daño; en consecuencia, para que se considere brutalidad ha de haber intención de hacer daño. La sanción es la expulsión por todo el partido con sustitución a los 4 minutos y penalti. Además, los jugadores son responsables de controlar sus acciones y reacciones frente a otros jugadores. Siempre que se golpee a un contrario con el puño cerrado o con el pie, se considerará como brutalidad.
Si un jugador comete un acto de brutalidad, se le expulsará por todo el partido con sustitución a los cuatro minutos y se lanzará un penalti adicional.
En resumen, hay tres niveles de sanciones, expulsión por 20 segundos por golpear o dar patadas, expulsión por todo el partido con sustitución por juego violento, y expulsión por todo el partido con sustitución a los 4 minutos y lanzamiento de penalti adicional, por brutalidad. No importa quien cometa la falta; estas faltas, especialmente violencia y brutalidad, se deben sancionar siempre. En el caso de brutalidad, el árbitro no debe pensar en las consecuencias de la sanción (cuatro minutos con un jugador menos, o la sanción posterior al jugador); si se ha cometido brutalidad, se debe sancionar como tal.