«Jugar la pelota y no el jugador» ha sido una expresión guía durante muchos años. Sin embargo, no está en el Reglamento. Esta frase demasiadas veces es mal interpretada y usada exageradamente.
El objetivo del juego del equipo atacante es ganar. En consecuencia, el equipo defensor tiene la obligación de evitar que la pelota entre en su portería. En el proceso de intentar ganar e intentar evitar el gol, los jugadores atacantes se esforzarán en mejorar su ventaja ofensiva, y los jugadores defensores se esforzarán en mejorar su ventaja defensiva o, lo que es lo mismo, disminuir la ventaja del atacante; esto último, no se puede realizar con el uso de acciones de impedir, coger, hundir o tirar hacia sí al contrario cuando este no tiene la pelota. Los jugadores están obligados a dirigir sus esfuerzos hacia la pelota y no hacia el adversario. En consecuencia, lo normal es que los entrenadores y jugadores piensen en «jugar la pelota y no el jugador».
Es importante que los árbitros recuerden que el waterpolo es un deporte de contacto, lo cual significa que habrá contacto entre los jugadores a partir del momento que un atacante mueve la pelota hacia la portería contraria. Los jugadores atacantes, sin embargo, pueden hacer sus movimientos desplazando al jugador defensor o nadando sobre él en lugar de jugar la pelota. Igualmente, el jugador defensor puede evitar el avance del contrario desplazándole fuera de su camino o evitando que el atacante le gane la posición. Cuando los jugadores de algún equipo cometen acciones de impedir, coger, hundir o tirar hacia sí a un contrario, están violando el espíritu de esta regla. Las reglas están pensadas para permitir al árbitro retornar la ventaja que ha perdido un equipo con la señalización de una falta.