1.1 Principios Generales

Este manual es una guía de los principios a seguir por los árbitros. Todos los árbitros deben seguir las mismas bases filosóficas y utilizar el mismo criterio. Los árbitros sólo pueden diferir ligeramente en las interpretaciones del juego. Este manual contiene las guías principales que debe usar el árbitro cuando dirige un partido.

Autoridad y respeto. El reglamento confiere la autoridad necesaria al árbitro para poder dirigir un encuentro. No obstante, el árbitro no debe basar su actuación en la autoridad sino en el respeto. Cuando un árbitro debe ejercer la autoridad en un partido, posiblemente será debido a que los participantes le han perdido el respeto. El buen árbitro, además de saber arbitrar, debe ser respetado por los participantes.

El árbitro debe conocer el reglamento y saberlo aplicar. Sin embargo, esta es una condición necesaria pero no suficiente. Un buen árbitro, además de estas dos premisas, debe ser una persona responsable, justa y coherente. Con estas características, el árbitro se podrá ganar el respeto de los jugadores.

La clave de un buen arbitraje es la coherencia. La clave de un buen arbitraje es la coherencia. Los árbitros siempre deben aspirar a mejorarla. De poco sirve tener una filosofía sofisticada y elegante del waterpolo si el árbitro no es coherente, ya que difícilmente los jugadores y entrenadores le van a respetar y no querrán que les arbitre en los partidos más importantes El árbitro debe ser coherente dentro de los límites que marca el Reglamento.

Desarrollar la mejor interpretación del juego. Los árbitros siempre deben escuchar a los evaluadores, árbitros de categorías superiores, compañeros de su nivel, entrenadores y jugadores, para poder mejorar y desarrollar una mejor interpretación del juego. Los evaluadores son la guía sobre el arbitraje en waterpolo. Los árbitros de categorías superiores lo son por su experiencia y habilidad contrastadas. Estos colegiados de alto nivel pueden darte mucha información acerca de cómo debe desenvolverse un árbitro y su actuación en el partido.

Un árbitro puede aprender nuevas ideas escuchando a los compañeros, independientemente de su nivel. Un árbitro con poca experiencia puede efectuar preguntas a otro más experimentado que le fuerce a explicar porqué puede ser correcta o no algún tipo de señalización de falta. Un árbitro debe ser capaz de revisar cada señalización (o la no señalización) y explicarlo de acuerdo con el reglamento y su propia interpretación del juego. Un árbitro del mismo nivel, o uno con más experiencia, puede influir en otro inculcándole un estilo distinto de arbitrar, o hacerle reflexionar sobre cómo se deben aplicar ciertas reglas.

Es importante escuchar a los jugadores y entrenadores. Escuchándoles, el árbitro puede asociar determinadas decisiones arbitrales con las acciones del jugador o del equipo, incluyendo, incluso, hasta la forma de señalar las faltas, para que se puedan entender mejor. Algunos entrenadores tienen filosofías o interpretaciones del juego muy personales. Es posible ampliar el propio repertorio de faltas y mejorar como árbitro a través del diálogo con ellos. Esto no significa que el árbitro debe dirigir un encuentro según le gusta a un entrenador u otro. Este es una de los peores errores que puede cometer un árbitro. Pero, sin lugar a dudas, los árbitros pueden mejorar su nivel de arbitraje incorporando aspectos positivos de sus comentarios.