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CON LA MIRADA PUESTA EN EL
ESPIONAJE ESPACIAL

¿Cuántas veces hemos transformado una mentira que nos creemos en una verdad con la que vivimos? Google define la realidad. Para una gran parte de los internautas, la realidad que presenta Google se transforma en verdad. Desde hace mucho tiempo, los científicos de la comunicación observan el extraordinario poder de decisión que ejercen, sobre todo, los grandes consorcios mundiales de tecnologías de la información. Las empresas determinan qué es verdadero y lo que la gente o el cliente definen como tal. Muchas cosas que para un experto son un claro error o se pueden calificar de mentira son aceptadas como hechos por los legos en la materia.

La mayoría de las veces, los errores se descubren por casualidad, como se demostró en el caso de las fotos de satélite de Nueva Orleans en Google Earth.

Las imágenes de la ciudad estadounidense fueron sustituidas en el globo virtual de Google por unas tomadas antes del paso del huracán Katrina. Los políticos estadounidenses criticaron duramente el procedimiento y lo calificaron de afrenta a las víctimas de la catástrofe. El descubrimiento puso una vez más en evidencia el poder que tiene el gran consorcio Google y cómo lo utiliza.

Las imágenes de satélite de Google Earth no son ni mucho menos el único servicio de geodatos de Google. El negocio de mapas y sistemas de navegación se ha convertido en un nuevo pilar de la empresa de Mountain View. Aparte de Google Earth, el consorcio también ofrece el servicio Google Maps, un mapa de todo el mundo por el que el usuario puede navegar, buscar firmas comerciales o trazar rutas.

Pero volvamos a la pregunta inicial: ¿Qué hay de real en la Red? ¿Qué información es verdadera? ¿Qué imágenes son fieles reproducciones de la realidad? ¿Hasta qué punto los expertos en informática han intervenido y han contribuido con reprogramaciones?

Google manipula la realidad y, por consiguiente, manipula también a las personas. Todo el mundo lo sabe. ¿Por qué sigue apareciendo en Google Earth el Imperio austrohúngaro, cuando la monarquía del Danubio dejó de existir en el año 1919?[17] ¿Por qué el monte Heiglkopf de 1205 metros de altura y situado en Baviera se llamó Hitler-Berg (montaña de Hitler) en Google Earth hasta marzo de 2007? ¿Quizás porque éste era su nombre durante la segunda guerra mundial? ¿Por qué Taiwán era en Google Maps una isla claramente perteneciente a la China continental? Si el usuario tecleaba «Taiwán and China», Google Maps ofrecía una lista de resultados donde se podía leer «Taiwán, Province of China». ¿Se trataba de una concesión de Google en su dinámica de postración incondicional ante el gobierno chino?

El censo global

El maquillaje antes mencionado de las fotografías que Google Earth mostró de Nueva Orleans tiene una justificación muy banal por parte de la compañía: «Teníamos buenas imágenes aéreas de antes del Katrina y malas fotografías de satélite de después del Katrina», afirma el director de Google Earth, John Hanke. «En aquel momento, nos decidimos por las mejores tomas», justifica. Ahora ya se han sustituido por otras fotografías de buena calidad.

La operación de falsificación en Nueva Orleans no es un caso aislado. Hay imágenes de prácticamente todas las regiones donde no se ve lo que hay. En el caso de las zonas militares, es lógico que no se puedan reconocer para evitar posibles actos de espionaje. Google tiene en casi todos los países donde está establecida los ya mencionados policy counsels, que ejercen la labor de intermediarios entre la empresa y el gobierno correspondiente. «Hay negociaciones con todos los gobiernos del mundo porque mostramos imágenes que pueden ser material sensible», confirma Hanke, En cualquier caso, Google «modifica» fotografías, y que cada cual lo entienda como quiera si de lo que se trata es de no entrar en conflicto con los gobiernos.

Así, según Hanke, hay algunas modificaciones en áreas de Europa occidental, como los Países Bajos, donde aparecen algunas zonas desvanecidas en Ámsterdam. El director de Google Earth no quiso revelar la frecuencia con que este servicio sufría manipulaciones porque Google acata las intervenciones políticas.

En cualquier caso, en las imágenes aéreas de determinadas zonas siempre aparecen manchas grises o negras que provocan profundas discusiones en distintos foros acerca de posibles actos de censura. El 29 de agosto de 2007, el portal alemán Googlewatchblog[18] planteó la siguiente pregunta: «¿La censura ha llegado ahora al espacio?». En Google Earth Sky se podía ver un mapa astronómico que tenía una superficie rectangular negra. Como aquel vacío no podía tratarse en ningún caso de un agujero negro, algunos internautas comenzaron a barajar la posibilidad de la censura. Los expertos en satélites ponen en duda este tipo de suposiciones y únicamente ven un problema de representación o un error en la imagen. A no ser que se quiera ocultar la existencia de algún ovni. Sutilezas al margen, en el ya mencionado «plan maestro» de Google, aquella pizarra en el cuartel general de Mountain View donde los empleados garabatean sus ideas y visiones, se pueden leer conceptos como «space station», «space construction», «teleportation» y «space elevator»[19] Podemos creer a Google capaz de muchas cosas, pero hasta los críticos más acérrimos debemos mantener los pies en el suelo.

Una mirada desde el espacio

Las fotografías aéreas y de satélite no proceden de la propia Google, sino de terceras empresas que confeccionan las imágenes y las maquillan o desfiguran según los deseos de los gobiernos. Google obtiene fotografías del propio gobierno de Estados Unidos, pero la mayoría de las tomas de satélite provienen de dos empresas privadas especializadas en este campo, la americana DigitalGlobe[20] y la francesa Spot Image,[21] que con sus satélites pueden fotografiar prácticamente cualquier punto de la Tierra para después vender las imágenes. En la página de la NASA también se pueden descargar fotografías, incluso gratuitamente.[22] Las imágenes de satélite se pueden adquirir por muchas vías, no sólo a sus autores (las empresas propietarias de los satélites), sino también a muchos intermediarios, como Landsat.[23] Sin embargo, el verdadero problema no es cómo conseguir las imágenes, sino los elevados precios que se llegan a pagar por los derechos de uso de las mismas. Cuanto más antiguos son los datos, más barato resulta obtenerlos y, por consiguiente, menos cuestan sus derechos. Éste es un motivo más por el que Google Earth no siempre está actualizado.

Las tomas aéreas y las fotos de satélite se sustituyen a intervalos de entre uno y cinco años. En lo que respecta a la resolución (el nivel de detalle de la imagen), se puede llegar a una definición de hasta 10 por 15 centímetros en algunas ciudades, lo que significa que incluso las personas son reconocibles, si bien estas imágenes de alta resolución se ciñen a las vistas aéreas.

Hanke considera improbable un servicio de satélite en directo como el que se describe en la película Enemigo público: «La superficie de la Tierra ocupa 122 millones de kilómetros cuadrados, y para ello se necesitarían miles de satélites». Un único satélite sólo puede fotografiar una parte relativamente pequeña de la Tierra, porque la cobertura que alcanza es la misma que se obtiene, por ejemplo, mirando una pelota de fútbol a través de una pajita. Actualmente hay pocos satélites (civiles) que consigan resoluciones tan elevadas y estén disponibles. Desde 2008 está operativo el WorldView-1, lanzado en septiembre de 2007 por el operador DigitalGlobe, que ofrece un detalle de 50 centímetros e incorpora una tecnología similar a la del telescopio espacial Hubble.

A pesar de todo, Hanke considera la posibilidad de un servicio Google Earth en vivo, pero en una variante muy limitada, como la que está desarrollando actualmente la NASA: unos globos y naves espaciales impulsados por energía solar orbitarían alrededor de la Tierra y enviarían a la base una información de vídeo que, a su vez, se transmitiría vía Google Earth. Las aplicaciones de este servicio en directo serían muy diversas, como el control del tráfico o la búsqueda de desaparecidos. De hecho, en septiembre de 2007 se utilizó Google Earth para seguir el rastro del aventurero Steve Fosset, que se había estrellado con su avioneta en el desierto de Nevada. Para ello se tuvieron que actualizar los datos de satélite de la zona e incorporar fotografías nuevas realizadas después del 3 de septiembre, día del accidente.

Por otro lado, la esfera terráquea virtual también suele utilizarse para planificar viajes de exploración o realizar labores de investigación, como las que emprenden los indagadores aficionados, que no sólo descubren formas geométricas en el desierto, escarabajos gigantes o zonas desconocidas en el océano, sino también enclaves controvertidos. Un ejemplo que causó sensación es el del edificio de la marina estadounidense en Coroñado, San Diego, cuando en 2007 se supo que su planta tenía forma de cruz gamada.[24]

El globo virtual Google Earth se ha convertido en uno de los servicios más populares y su versión comercial se vende a empresas y militares. A este respecto, corre el rumor insistente, no confirmado ni desmentido por Hanke, de que se está confeccionando una variante en 3D para el ejército de Estados Unidos con la que se podría entrenar a soldados. «En cualquier caso, hacer maniobras en un mundo digital no es mala idea».

El modelo virtual militar también incorporaría elementos del mundo paralelo Second life, creado por la empresa californiana Linden Labs. Su presidente, Philip Rosedale, también se ha hecho eco de estos rumores, pero asegura no haber visto todavía ningún «Second Earth»: «Nosotros sólo ofrecemos la plataforma y la mayoría de las veces no sabemos lo que hacen los desarrolladores con ella», me dijo el inventor de la segunda vida.

La dependencia del globo virtual

Google Earth es una herramienta muy práctica porque permite volar como un pájaro sobre la Tierra, observar la cúpula celeste (Google Sky) o explorar la Luna (Google Moon). Combinado con Google Maps, donde también se puede pasear por una ciudad tridimensional, el globo terrestre virtual hace incluso la competencia a cualquier planificador de rutas. ¿Cuántos servicios han integrado en su sistema la esfera virtual de Google? La respuesta no la sabe ni la propia Google.

Cada vez más empresas utilizan Google Earth y Maps como software cliente, es decir, desarrollan servicios y muestran sus datos de posición geográfica a través de estas herramientas. Un ejemplo de ello es el servicio de posicionamiento GPSauge (GPSojo en español) de la firma alemana GPSoverlP,[25] que se instala en vehículos y permite a los responsables de una empresa de transportes, por ejemplo, controlar la situación de su flota. A través de Google Earth, el usuario puede determinar la ubicación de un camión, el ritmo de desplazamiento o las veces que el conductor ha realizado una pausa. Todo un método a lo «gran hermano» que cuenta cada vez con más imitadores. Como ya se ha mencionado, hay tantas empresas que apoyan sus servicios en Google Earth o Google Maps que ni el propio director de Google Earth, John Hanke, es capaz de dar una cifra. Lo que sí constata Hanke es que los ficheros KML (Keyhole Markup Language), con los cuales se especifica una característica en Google Earth, no se envían a Google. Por consiguiente, la empresa no sabe dónde se encuentra el usuario A o la usuaria B cuando, por ejemplo, utilizan un sistema de navegación por móvil de un operador de telefonía.

La versión comercial de Google Earth es Google Earth Enterprise, que se vende por 300 euros a organizaciones y empresas. Se puede utilizar tanto para construir centros comerciales como para organizar labores de extinción de incendios, ya que permite delimitar la zona de intervención y coordinar las acciones. Google Earth también es especialmente popular en el sector inmobiliario. Los agentes pueden organizar las ventas, separar las zonas residenciales buenas de las malas y preparar operaciones especulativas diseñando planificaciones urbanísticas.

La compañía austríaca de telefonía Al ha hecho del móvil un arma de control gracias al globo virtual. El servicio Al Navi permite mostrar en Google Earth la localización geográfica de un móvil y, por si fuera poco, realizar un seguimiento del dispositivo gracias al rastro que éste va dejando. El usuario también puede enviar enlaces por correo electrónico a los amigos para que lo sigan en sus rutas.

En Alemania ya hay en funcionamiento servicios de localización privados, como www.trackyourkid.de o www.picosweb.de, y en Austria, a pesar de que todavía no están permitidos, pronto se presentará el servicio especial MyStella, de la empresa de seguridad Hellwacht, consistente en un pequeño móvil con GPS para la vigilancia de ancianos que hace sonar una alarma cuando la persona abandona una zona predefinida. El sistema se puede utilizar tanto en casos de emergencia como en la vida normal, y siempre con la ayuda de Google: los propietarios de móviles con GPS integrado pueden hacer que su posición se señale en Google Maps.

Mientras Google Earth funcione como sistema cliente (el usuario carga en su ordenador unos datos que sólo se pueden examinar desde ese mismo ordenador), no habrá ningún peligro. Por el contrario, la tendencia adopta un cariz más crítico con ofertas como la de Panoramio, que a primera vista parece un producto realmente innovador.

Panoramio es un servicio gratuito de geotagging fotográfico en la Red donde el usuario puede «compartir» (así de bonito lo explican) sus fotos con otros internautas. La persona que se registra asigna las coordenadas geográficas del lugar donde ha hecho sus fotografías y éstas aparecen como etiquetas en Google Earth.

Por ejemplo, cuando navegamos por la Tierra virtual de Google, cada vez vemos más iconos que representan una cámara de fotos. Al hacer clic sobre uno de ellos, aparece una imagen que ha sido tomada en ese punto por un usuario de Panoramio.

La adquisición de Panoramio por parte de Google a mediados de 2007 fue una operación muy hábil por dos motivos. Primero, porque la fotografía digital está viviendo un auge inaudito en el ámbito de las aplicaciones multimedia sólo comparable con el boom de los vídeos en YouTube. Segundo, porque con la compra de Panoramio Google obtiene, una vez más, una valiosa cantidad de datos de usuarios que puede integrar con astucia en su propio sistema. Como Panoramio es cada vez más popular y el número de clientes aumenta considerablemente, Google está en disposición de afinar todavía más sus perfiles de usuarios. No sólo es posible conocer costumbres, como destinos de viajes o lugares de vacaciones, de los clientes registrados en Panoramio, sino que, gracias a la dirección IP, también se puede averiguar lo mismo del resto de los usuarios del servicio. De esta manera, una vez más, los anuncios lanzados se pueden ajustar mejor al perfil de cada usuario.

Los derechos de la personalidad están garantizados en Panoramio. Debido a que las imágenes de personas pueden plantear problemas jurídicos, no está permitido mostrar «gente posando, retratos o personas como motivo principal», con la excepción de «fotografías donde la gente forma parte inevitable del lugar».

Hay que admitir que Google Earth y Google Maps son unas herramientas muy prácticas, ya sea para planificar rutas o hacer una visita virtual al lugar donde queremos comprar una casa o irnos de vacaciones. El programa Street View, por ejemplo, me fue de mucha utilidad durante el proceso de creación de este libro, ya que con él pude dar un paseo virtual por la zona donde iría a pasar las vacaciones que destiné a la investigación y posterior redacción de estas páginas.

Pero también es un hecho que la búsqueda multimedia, que en un futuro completará los resultados de búsqueda de Google, es una enorme fuente de información. Aparte de las fotos de Panoramio, en Google Earth aparecen incrustados mediante geotagging vídeos de YouTube que también pueden ser reveladores y ofrecer más indicaciones sobre una zona residencial que las que puedan dar las instantáneas de los usuarios o las imágenes de Street View.

El Google hack

¿Cuán preciso es Google Earth? ¿Qué nivel de detalle alcanza y qué resoluciones admite? En 2007 se dio a conocer el Google Zoom Hack, un método con el que se puede mejorar en Google Earth la resolución de las imágenes de satélite en algunos lugares de la Tierra. En la Red han aparecido varias páginas que ofrecen algunas muestras del Zoom Hack. Si tecleamos «Bondi Beach NSW» en Google Earth, volaremos hasta la playa más famosa de Sydney. Las imágenes son tan detalladas que se puede ver a los bañistas tumbados en sus toallas. La función de zoom viene configurada por defecto, pero a veces se puede regular a voluntad o hackear, como se acostumbra a llamar en foros y blogs a estas acciones de pirateo.

Si introducimos las coordenadas «15.298683 19.429651» en el cuadro de búsqueda de Google Earth, volaremos hasta una imagen del Chad en la que no sólo veremos camellos y beduinos, sino incluso huellas de pisadas y de ruedas. Si nos fijamos un poco, también podremos reconocer a varios hombres alzando la vista al cielo para avistar el avión desde el que se ha tomado la fotografía. Hackear es sencillo. Por ejemplo, si copiamos una URL de Google Maps, la pegamos en el cuadro de direcciones y cambiamos el parámetro «z» (al final de la dirección) con los valores 20, 21, 22 o 23, podremos ver imágenes más detalladas. A menudo sólo aparece una superficie gris indicando que no se dispone de datos más precisos, pero a veces se pueden observar fotografías más detalladas.

Volviendo al ejemplo de la imagen del Chad, no es posible saber si la fotografía se ha tomado realmente allí ni si el terreno divisado pertenece al país africano. La toma la podría haber hecho el fotógrafo Michael Fay, que realizó un reportaje aéreo por encargo de la National Geographic Society o del National Geographic Magazine. Si hacemos clic sobre los iconos de aviones que aparecen en el mapa del Chad, podremos ver manadas de elefantes y rebaños de camellos, pero en este caso no sería obra de hackers sino las pruebas que hace Google para incluir imágenes de mayor definición.

Con Street View, Google ha integrado un servicio en Google Maps no exento de controversia. Esta herramienta amplía el mapa digital con vistas de calles, casas y personas. Unos coches con cámaras de 360 grados instaladas en el techo recorren todas las calles de una ciudad fotografiando constantemente a su alrededor. El resultado es una instantánea urbana que se incrusta en Google Maps y, pulsando la opción «Street View», permite ver imágenes detalladas de las calles de Nueva York o San Francisco. Demasiado detalladas, critican los defensores de la privacidad, ya que, en ocasiones, las fotografías permiten distinguir a personas o leer las matrículas de los coches. Poco después de la presentación de Street View, los blogs se llenaron de descubrimientos de gente «cazada» en las fotos: hombres entrando en casas (¿ajenas?) por la ventana, conductores aparcando mal, parejas de enamorados disfrutando de los parques, clientes entrando en sex-shops o peatones orinando en las aceras. «Hemos bloqueado o suprimido algunas fotografías», confirmó el director de Google Earth, John Hanke. Los coches de Google también documentaron un arresto con sus cámaras panorámicas y la foto testimonial todavía se podía ver al principio en Street View.

En 2008, estos vehículos han salido de gira europea y mundial para fotografiar, también en las grandes ciudades de fuera del territorio estadounidense, todo lo que ocurra delante de sus cámaras. Sin embargo, como Europa tiene un concepto de la privacidad distinto de Estados Unidos, Google quiere evitar problemas desde un principio. «En Europa nos atenemos a las leyes y estamos investigando lo que podemos y no podemos hacer», explica Hanke. Para eludir posibles protestas, en las fotos del Street View europeo deberán difuminarse los rostros y las matrículas de los vehículos, tal como ocurre en Australia desde el verano de 2007, cuando los defensores de la privacidad hicieron valer su indignación.

Son muchos los que no están precisamente entusiasmados con la «mirada panóptica y penetrante de Google», como definió acertadamente Florian Rotzer en Telepolis.de. Street View ofrece imágenes de personas y cosas que más de uno no desea ver y que de vez en cuando aparecen en la Red. «Actualmente estamos desarrollando un programa que desfigura automáticamente las caras en las fotografías», dijo Hanke. Y es que Street View también ha levantado las quejas de los defensores de la privacidad en Estados Unidos.

¿Existe un uso terrorista?

En Estados Unidos también se discute sobre si los terroristas podrían utilizar servicios como Google Earth o Street View para planificar atentados y actuar en determinados lugares.

El debate sobre esta temática es profundo en los distintos blogs sobre Google, Hanke no niega que existan discusiones, pero también asegura que todavía no ha recibido ninguna petición formal para dejar de mostrar determinadas zonas. «Se han realizado dos estudios que demuestran que Google Earth no representa ningún peligro en este sentido». Uno de ellos procede de la empresa francesa Fleximage, filial de la corporación europea EADS, dedicada al sector aeroespacial. En el informe, titulado Google Earth Study: impacts and uses for defence and security, los expertos concluyen que los datos no son lo suficientemente actuales como para que los terroristas los puedan aprovechar.

Sin embargo, los estudios se publicaron en 2005 y, desde entonces, las imágenes de Google Earth no sólo se han actualizado, sino que son más nítidas y tienen mayor resolución. Además, la herramienta Street View de Google Maps es una variante con la que no se contaba en el momento de elaborar esos informes y aporta una nueva visión de las cosas. La vista de calles Street View anula la «falta de exactitud» que los expertos atribuyeron al servicio de Google y permite conocer perfectamente las calles de una ciudad.