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GOOGLE AL HABLA:
LA ENTRADA EN EL NEGOCIO DE
LAS TELECOMUNICACIONES

El mercado de las telecomunicaciones es uno de los más poderosos y lucrativos. La celebración anual en Washington del Global Telecommunication Meeting (GTM), donde se reúnen representantes de empresas de todo el mundo, es una muestra del potencial que alberga este sector, tanto en la comunicación por redes de telefonía móvil o fija, como por voice over IP (VOIP) u otros sistemas en la Red. A pesar de que muchas firmas de telecomunicaciones se estén apretando el cinturón, los beneficios siguen aumentando. «En el año 2009 se realizarán aproximadamente 430 000 millones de minutos de llamadas telefónicas», afirma Stephan Beckert, director del instituto de investigación TeleGeography. En 2005 ya se registraron 300 000 millones de minutos de conversación. En el caso del tráfico por Internet, los índices de crecimiento son todavía más acentuados. Desde 2004, la demanda de ancho de banda (capacidad de transferencia de datos) aumenta anualmente un 45%, mientras que, según TeleGeography, el crecimiento entre 2006 y 2007 fue del 68%.

Estas cifras dejan daro que el negocio de las telecomunicaciones no sólo es lucrativo, sino que sigue siendo un mercado en enorme expansión. Si tenemos en cuenta que sólo el 20% de la población mundial tiene acceso a Internet y que aproximadamente la mitad de los 6600 millones de habitantes del planeta tienen un móvil, no resulta extraño que los consorcios de las telecomunicaciones deseen crecer todavía más.

Los intentos de Google por consolidarse en este sector no comienzan con la presentación del sistema operativo para móviles Android en 2007, sino que se remontan a 1999. En ese año, la empresa se fijó el objetivo del mercado de las telecomunicaciones con la solicitud de una primera patente a la que, hasta la fecha, le han seguido otras veinte.

En un futuro, Google dejará de ser solamente un cliente de las empresas de telecomunicaciones de todo el mundo para convertirse en un operador más, con red propia de fibra óptica, telefonía móvil y datos sin hilos, y sistemas operativos para móviles. Todo apunta a que Google quiere apostar fuerte en este sector.

En el año 2005, Google contrató a Vinton G. Cerf, también conocido como Vint Cerf. Nadie sabe con exactitud qué hace exactamente en la empresa este conocido informático estadounidense, considerado uno de los padres de Internet (él fue quien desarrolló el protocolo de conexión TCP/IP para la Red). Oficialmente, ocupa el puesto de «vicepresidente y jefe de evangelización de Internet». El trabajo de Cerf, cuya contratación se ha tildado de operación de imagen, consiste, según la página web de Google, en detectar tendencias y crear los requisitos técnicos necesarios para ofrecer nuevos servicios en la Red. Gracias a su ventaja tecnológica, Google sumará a sus facetas de motor de búsqueda y experto en publicidad en línea las de operador de telefonía móvil, suministrador de Internet y proveedor de software para móviles. Pero vayamos por turnos.

Los tentáculos de Google

Los rumores de que Google está construyendo una red de cable propia para ser más independiente se remontan a principios de 2006. En aquella época, la empresa publicó ofertas de empleo para encontrar expertos en fibra óptica que se encargarían de montar una red mundial. Durante la década de los noventa, un gran número de empresas se dedicó a tender cableado óptico por todo el mundo con el fin de prepararse para el anunciado boom de Internet. Tras estallar la burbuja a principios de 2000, muchas de estas firmas fueron a la quiebra, los cables permanecieron intactos y ni siquiera se llegaron a conectar. En 2005, Google estableció en Nueva York una central para administrar su propia red.

Los rumores se convirtieron en planes tangibles con la entrada en el negocio del cable submarino en 2007. Google dirige un consorcio de empresas del sector de las telecomunicaciones que está trabajando en un sistema de cableado llamado Unity que cruzaría el océano Pacífico. Según el instituto de estudios de mercado TeleGeography, la demanda de ancho de banda, sobre todo en la ruta transpacífica, se ha disparado un 41% de 2006 a 2007.

A finales de enero de 2008, Google entró en la subasta por la obtención de las frecuencias de 700 MHz, hasta ahora destinadas a la televisión analógica. La empresa ya había anunciado su interés por estas frecuencias en el verano de 2007, hecho que causó sorpresa entre las firmas del sector, ya que el negocio de los operadores de telefonía móvil no es muy lucrativo, al menos para un recién llegado. Sin embargo, la intención de Google no es ocuparse de una nueva red, sino actuar como proveedor y colaborar con pequeñas empresas de telefonía móvil.

Uno de sus socios será Sprint, el tercer operador del mercado estadounidense. El acuerdo incomodaría bastante a los mandamases AT&T y Verizon, que también podrían necesitar las frecuencias para reforzar su oferta de Internet.

Se da por seguro que Google no utilizaría la nueva red exclusivamente para la telefonía clásica, que tan sólo sería un servicio más, sino que el plan es crear una infraestructura donde cada cliente pueda utilizar dispositivos y servicios a su gusto. Como preludio, el presidente ejecutivo Eric Schmidt había conseguido de la autoridad reguladora de las telecomunicaciones en Estados Unidos, la Federal Communications Commission (FFC), que los candidatos que pujasen por la frecuencia deberían ofrecer a los consumidores el derecho a descargar cualquier servicio o software, la posibilidad de utilizar la red con cualquier dispositivo de comunicación, poner ésta a disposición de terceros y ofrecer la conexión a cualquier proveedor de Internet. De esta manera, en caso de no quedarse con la frecuencia, Google habría allanado el camino para las «redes abiertas». Schmidt reveló sin rodeos el motivo por el que su empresa quería entrar en el negocio de los móviles: «La publicidad móvil es el doble de lucrativa que la otra porque está personalizada». Y no sólo eso. Según un estudio del instituto eMarketer, la facturación por anuncios en los móviles (vía SMS, MMS o vídeo) ascendió en 2007 a 1500 millones de dólares, mientras que en 2011 se prevé llegar a los 14 000 millones. Además, si hay publicidad de por medio, se supone que la comunicación será gratuita para el usuario, o por lo menos le resultará muy barata, porque la factura la pagarán los anunciantes.

El pueblo no paga

Google ya tiene experiencia con un sistema de Internet gratuito en el que se incorpora este componente publicitario. En el año 2006 intentó desplegar en San Francisco una red gratuita de Internet sin hilos en colaboración con el proveedor EarthLink. El objetivo era poder determinar la ubicación exacta del usuario dentro de la red urbana para enviar publicidad localizada con exactitud. Debido a los problemas financieros de EarthLink, el proveedor de Internet abandonó el proyecto a mediados de 2007, pero Google lo intentó de nuevo, esta vez con la empresa Meraki Networks, financiada por Sequoia Capital y la propia Google. En septiembre de 2007 anunciaron conjuntamente su intención de cubrir San Francisco con una red inalámbrica. Google ya había acumulado experiencia con redes WLAN (gratuitas) en sus propias instalaciones de Mountain View, donde incluso los autobuses que transportan a los empleados al campus están equipados con este sistema.

El objetivo de Google de conquistar también el mundo de la telefonía móvil tiene un motivo sencillo: hay aproximadamente 1300 millones de personas que tienen ordenador y conexión a Internet, pero hay más del doble que tienen un móvil. Además, se prevé que en 2010 haya en el mundo 4000 millones de personas accesibles a través del móvil. «El uso del buscador en el móvil y las aplicaciones para dispositivos móviles son un factor esencial para el éxito futuro de Google», afirma el directivo Douglas Merrill. Más importantes que la búsqueda son los servicios móviles vinculados a otras utilidades de Google, como el recordatorio por SMS que Google Calendar envía al móvil del usuario de este servicio quince minutos antes de una cita. También Google Maps y Google Earth se pueden compaginar perfectamente con el móvil, tal como confirma el director de Google Earth, John Hanke.

El androide

Durante años se ha sospechado que Google quería sacar su propio móvil al mercado. Tras la gran repercusión generada por el iPhone de Apple, muchas personas bien informadas estaban convencidas de que Google no tardaría en causar sensación con un «G-Phone», que es como llaman los medios de todo el mundo al dispositivo de Google equivalente al iPhone. Según The Wall Street Journal, la empresa de Mountain View lleva invertidos 100 millones de dólares en el desarrollo de un móvil propio y habría mostrado a algunos operadores estadounidenses unos prototipos que funcionarían con su propio sistema operativo. Sin embargo, la veracidad de estas informaciones es más que dudosa y me fueron desmentidas en persona por el propio Peter Norvig, director de investigación de Google. Naturalmente, el máximo responsable de investigación de la empresa no es quién para anunciar un lanzamiento de esta magnitud, pero lo cierto es que hay realidades que no hablan a favor de un móvil de Google. El principal argumento es que Google todavía no tiene experiencia con el hardware y sería de los primeros en este campo en Estados Unidos, ya que, en lo tocante a telefonía móvil, allí aún no han llegado a los niveles europeos. En Estados Unidos, la telefonía de tercera generación o 3G no es un estándar, así que lo más rentable para Google actualmente sería confiar la fabricación del dispositivo a marcas de prestigio y centrarse en el software.

El 5 de noviembre de 2007, la empresa presentó una innovación; «Una gran alianza de empresas tecnológicas ha unido sus fuerzas para dar a conocer hoy el desarrollo de Android, la primera plataforma completa de código abierto para dispositivos móviles», anunció Google de forma jactanciosa en una conferencia de prensa y mediante comunicados en los medios. Qué menos, para un producto bautizado con la palabra que designa a un robot con forma humana. En cualquier caso, la plataforma Android para móviles llevaba mucho tiempo planeándose: en 2005 Google adquirió la empresa de reciente creación Android, que desarrollaba soluciones para terminales móviles.

Google es la iniciadora de la Open Handset Alliance (alianza del teléfono abierto), a la que pertenecen importantes empresas como T-Mobile, HTC, Motorola o Samsung. La alianza la forman un total de 34 firmas, de las cuales Google es, con toda seguridad, la que más provecho obtiene, ya que gracias a Android ha conseguido poner el pie en un mundo, el de la telefonía móvil, que hasta entonces sólo había podido explorar parcialmente. En un futuro, los clientes no sólo podrán buscar con Google a través del móvil, sino que entrarán a formar parte del «mundo Google» con sólo adquirir un terminal.

Por su parte, Yahoo! eligió otro camino y presentó Yahoo! Go 3.0 en el CES de 2008. «Es algo parecido a una página de inicio para móviles», me explicó Jerry Yang, presidente de Yahoo!, quien no admitía comparaciones con la plataforma Android. «Yahoo! Go 3.0 es otra cosa, una forma distinta de abordar la telefonía móvil. Ahora el usuario es más flexible, trabaja con distintos sistemas operativos y no se limitan a uno solo». Yang está convencido de que el éxito sólo se consigue con interoperatividad, mediante la interacción entre los distintos servicios y aplicaciones. El cliente pide buen funcionamiento y combinación entre los servicios más diversos. «Fuimos los primeros que integramos Microsoft Instant Messenger con Yahoo! Instant Messenger porque creemos que tiene que haber sistemas abiertos. Nuestra vida se está volviendo más abierta, más social y más móvil».

Promesas vacías

«La plataforma Android es el primer paso en esta dirección. Un «paquete de software» para móviles completamente integrado que incluye un sistema operativo, middleware y una interfaz de usuario y aplicaciones fáciles de usar», rezaba el comunicado de Google. Android es una plataforma de código abierto que pretende animar a programadores de todo el mundo a desarrollar nuevas soluciones. El comunicado de prensa proseguía orgulloso: «Android promete una serie de ventajas inauditas para consumidores, desarrolladores, fabricantes de dispositivos y proveedores de servicios para móviles». «Esta alianza contribuirá básicamente a liberar el potencial de la tecnología móvil y ofrecerlo a miles de millones de usuarios en todo el mundo», dijo también el presidente ejecutivo de Google, Eric Schmidt. «Este planteamiento moderno para potenciar la innovación en el sector de la telefonía móvil creará un nuevo entorno para las TI que cambiará la manera de acceder a la información y utilizarla en el fututo». Como colofón, Schmidt añadió: «Perseguíamos este anuncio con más fervor que el de un supuesto “Google Phone”, con el que tanto han especulado los medios en las últimas semanas. Nuestra visión es más bien la de una plataforma que pueda generar la aparición de miles de modelos distintos de móviles».

La última declaración de Schmidt deja claras las verdaderas intenciones de Google: dominar también el mundo de los teléfonos móviles, porque «miles de nuevos modelos» significa que la práctica totalidad de los fabricantes tendrían que adaptarse a Android. El líder del sector, Nokia, lanza cada año al mercado nada menos que un centenar de modelos y no pertenece a la alianza porque sigue apostando por la plataforma Symbian. En cualquier caso, Google ya había conseguido entrar a hurtadillas en el mundo de los móviles antes de lanzar Android. Su buscador forma parte del menú principal en muchos navegadores de dispositivos móviles y los operadores están orgullosos de tener a Google entre sus filas. Hutchinson 3G, también conocido como «3», integró en su serie X los mismos servicios que pueda tener un ordenador conectado a la red fija (eBay, Skype, MSN e incluso Google), y el fabricante TMobile dispone desde hace tiempo en su plataforma T-Zone de accesos directos que permiten, con un solo clic, conectarse con Google.

Los entendidos tenían claro desde el principio que Google no se tomaría muy al pie de la letra el espíritu de «apertura» de la alianza y que el anuncio de un sistema operativo abierto se quedaría en meras palabras. En noviembre de 2007 aparecieron los primeros documentos que decían que un teléfono móvil sólo podría funcionar con la plataforma Android si el cliente se registraba en Gmail. Una completa contradicción.

América contra Europa

Los 34 consorcios que forman la Open Handset Alliance se dividen en cuatro grupos: operadores de redes, productores de chips, fabricantes de móviles y desarrolladores de software. Cada uno de estos grupos persigue un objetivo distinto dentro de la unión, porque lo interesante para Google es que las empresas que se han adherido a la «alianza de los teléfonos abiertos» tengan un papel secundario en el negocio de la telefonía móvil. Si nos centramos en los fabricantes, veremos que los resultados de Motorola no han sido precisamente buenos desde hace más de dos años (después de lanzar el modelo Razr, las cosas no le han ido muy bien al fabricante estadounidense), mientras que los móviles de LG y HTC, con la excepción algunos modelos, no han tenido mucho éxito en Europa. Además, HTC era el socio de telefonía móvil más importante de Microsoft, que ahora se ha ido con su mayor enemigo. La más objetiva de todas es Samsung, porque desde siempre ha estado abierta a cualquier plataforma.

El ingreso de operadores de redes en la alianza se debe, con toda probabilidad, a la hegemonía de Nokia. Con su participación, T-Mobile, Telefónica y la empresa japonesa KDDI quieren jugársela al fabricante finlandés y acabar con su posición dominante (un 40% de la cuota de mercado mundial). Muchos operadores de telefonía de todo el mundo quieren acabar con las imposiciones de Nokia.

En la alianza también participan nueve fabricantes de semiconductores. Sus intenciones son igualmente comprensibles y, de hecho, no tienen nada que ver con la «apertura», Intel, por ejemplo, está porque no puede ofrecer ninguna experiencia exitosa en el campo de la telefonía móvil. Qualcomm está porque posee importantes patentes de UMTS y cobra de otros fabricantes los derechos de licencia por cada teléfono con esta tecnología (ella sola no puede dar el salto del GSM al UMTS con la suficiente rapidez).

En cuanto a los diez desarrolladores de software que forman parte de la alianza, ya hemos explicado por qué Google es uno de ellos. Además, para la empresa de Mountain View también supone un desafío trasladar su buscador de las 19 pulgadas habituales en las pantallas de los ordenadores al formato reducido de un móvil.

Lo preocupante de la Open Handset Alliance es que algunas empresas europeas se esfuercen en ayudar a Google a ser todavía más poderosa y rica. T-Mobile, actualmente obstinada en la búsqueda del factor cool, se adorna ahora con Google tras obtener la exclusiva del iPhone de Apple en Austria y Alemania. También Telecom Italia y la española Telefónica toman partido y se empeñan en ayudar a un consorcio estadounidense a ser todavía más hegemónico. La explicación más probable es que también quieran jugársela a otra empresa europea. Dentro de unos años, el viejo continente se dará cuenta de que todo lo relacionado con Internet estará controlado por firmas estadounidenses. Será el día en que Europa habrá perdido su voz en el mercado de la telefonía móvil.

¿Todo gratis?

Sin embargo, la entrada de Google en el negocio del hardware móvil todavía no está del todo solucionada y no es probable que la empresa alcance un éxito comparable al de Apple con su iPhone (al menos en Estados Unidos). Según informó Steve Jobs en el Macworld de 2008, hasta enero de ese año Apple había vendido 2,3 millones de unidades de su dispositivo móvil. Parece un listón muy difícil de superar.

En el sondeo encargado a Marketagent.com en exclusiva para este libro, solamente el 7,9 de los encuestados compraría «en cualquier caso» un móvil de Google y uno de cada cinco «estaría interesado». En cambio, una cuarta parte se muestra relativamente indiferente con respecto a un hipotético G-Phone y casi la mitad no tendría ninguna o casi ninguna intención de adquirirlo.

Una de las preguntas planteada en la encuesta de Marketagent.com era: «¿Qué interés le despertaría un móvil de Google con el que pudiera telefonear gratis y navegar por la Red sin pagar, a cambio de tener que revelar determinados datos personales?» La atracción por un móvil Google cambia repentinamente al intervenir el componente de la gratuidad: tres cuartas partes de los encuestados calificaron de «interesante» o «muy interesante» un dispositivo de estas características, mientras que la cantidad de escépticos disminuyó a un 10%.

Según demuestra este alto nivel de aceptación, el trueque «privacidad por gratuidad» se considera algo normal. Los clientes están dispuestos a lanzar por la borda su derecho a la privacidad si reciben algo a cambio. Aparentemente, la mayoría no sabe que de esta manera está pasando información muy valiosa a un consorcio mundial.

De la misma manera que Google ofrece todos sus servicios gratuitamente, es muy probable que los usuarios de un G-Phone o de una red propia de Google en Estados Unidos puedan telefonar, navegar en la web y utilizar un sinfín de servicios móviles sin tener que pagar nada. Ello explica también por qué el presidente ejecutivo de Google da tanta importancia a las redes abiertas cuando puja para conseguir las nuevas frecuencias. En Europa, en cambio, la telefonía gratuita no parece que sea el camino elegido.

A pesar de ello, la idea no es nueva y ya se probó hace casi cinco años en Escandinavia, donde los usuarios tenían que soportar un anuncio de varios segundos que se repetía a intervalos regulares durante la llamada para poder seguir hablando por teléfono.

El modelo Google podía consistir en algo parecido a lo que ofrece la empresa de telefonía móvil británica Blyk. Para poder utilizar sus servicios, los usuarios tienen que permitir la aparición de mensajes publicitarios en la pantalla de su móvil. El operador estadounidense Xero Mobile ha desarrollado un sistema parecido con el que los universitarios pueden obtener descuentos en sus llamadas si también acceden a aguantar una determinada cantidad de anuncios en sus pantallas. Finalmente, Virgin Mobile USA también recompensa los spots en el móvil con minutos gratis.

Blyk podría encarnar el modelo de Google porque puede incluir los mensajes publicitarios en función del contexto. De la misma manera que en Gmail aparece la publicidad en función del contenido, los SMS u otros mensajes multimedia también pueden venir acompañados de anuncios correspondientes. Pero Blyk tiene una premisa: la publicidad no tiene que ser molesta, sino divertida y a la medida del usuario.

Sea como fuere, la entrada de Google en el mundo de los móviles implicaría un mejor conocimiento del cliente y la posibilidad de enviarle información adaptada a su perfil. Después de la Red, la radio, la prensa y la televisión, su campo de actuación se completaría con los móviles, y en este mundo sin hilos Google ganaría puntos con los servicios y las tecnologías que ya se están probando con éxito en los laboratorios, como el reconocimiento de voz.

Dictando al móvil

El reconocimiento automático del habla y el control por voz se están investigando desde hace más de una década. Todo empezó con el sistema ViaVoice de IBM y ha llegado hasta la selección de idioma en los distintos móviles, pero el proceso no ha acabado. Aquí es donde Google toma el relevo con la intención de revolucionar la forma de realizar búsquedas con la telefonía, «Hay motivos de peso que nos llevan a cambiar el sistema de búsqueda en los móviles», explica el director de investigación, Peter Norvig. «Nuestro objetivo es que, en un futuro, se puedan dictar las consultas en vez de tenerlas que teclear. Escribir una pregunta con el teclado pone muy nervioso». La búsqueda en los móviles a través de Google funcionaría de la siguiente manera: marcamos un número o pulsamos una tecla, dictamos la pregunta al móvil y recibimos la respuesta vía SMS o incluso mediante un mensaje de voz.

Actualmente, Google está experimentando con el reconocimiento automático del habla en Estados Unidos mediante GOOG-411. Se trata un servicio telefónico en el que se puede solicitar una previsión meteorológica o reservar un billete de avión a través del reconocimiento de la voz con la ayuda de un asistente digital.

Según Norvig, «el reconocimiento del habla se ha convertido en un aspecto enormemente importante para los dispositivos móviles y por eso estamos trabajando en ello». Los resultados son mucho mejores en el laboratorio, tal como admite el propio investigador de Google: «No podía ser de otro modo, porque allí se dispone de buenos micrófonos y los ordenadores son muy potentes. Con los microprocesadores de los móviles o una mala conexión, el sistema falla. Estamos ante un verdadero reto».

La patente para el sistema de reconocimiento de voz de Google se denomina «Voice Interface for a Search Engine», está registrada en Estados Unidos con el número 7027987 desde el año 2001 y fue desarrollada por el fundador de Google, Sergey Brin, Monika Henzinger, Alexander Franz y Brian Christopher. En teoría, también es posible realizar una búsqueda mediante reconocimiento del habla desde casa, con un ordenador conectado a una red fija, pero el invento es especialmente adecuado para el entorno móvil. Con la búsqueda por voz, Google ha tomado una ventaja considerable con respecto a la competencia. Este buen augurio explicaría por qué Google necesita tener grandes centros de cálculo e impulsar la construcción de granjas de servidores, ya que tanto el reconocimiento de voz como los contenidos multimedia, que en los próximos años aumentarán todavía más, necesitan procesar muchos datos. En el caso del reconocimiento automático del habla, la capacidad de memoria y la velocidad de procesamiento son esenciales, porque los sistemas de Google tienen que trasladar la voz a texto (es decir, unos y ceros), transmitir a la central la información, buscar la respuesta adecuada y devolverla al móvil, ya sea de forma escrita u oral. La intención es que todo el proceso sea igual de rápido que la búsqueda tradicional con el teclado.

A ojos del analista estadounidense Stephen Arnold, el sistema Voice Search de Google supone toda una revolución; «Siempre que en una patente leemos los nombres de Brin o Page, podemos decir que se trata de una tecnología clave para el desarrollo de Google».

Sin embargo, el reconocimiento del habla todavía tiene que pasar por una etapa de maduración en el mercado, porque lo que en el laboratorio parece funcionar en condiciones ideales, falla todavía en la práctica. Quizás habrá que esperar a que salgan procesadores para móviles más rápidos y que la calidad de las redes sea suficientemente buena como para soportarla búsqueda por voz.

Si Google consigue realmente combinar el reconocimiento automático del habla y la síntesis de voz con una interfaz de usuario gráfica, transformará el sector para siempre.