Anexo 6.1. Perfil de un incendiario serial

Una serie de incendios

Se produjeron en una pequeña ciudad de Finlandia de siete mil habitantes. Se contabilizó un total de diez hechos, que sumaron en daños 100.000 dólares. Los incendios se sucedieron a lo largo de un año, y terminaron con el arresto del sospechoso. Los detalles aparecen en el cuadro A-1.

Algunos hechos relevantes fueron los siguientes:

Análisis de las acciones de la escena del crimen y de los escenarios de los fuegos

Los perfiladores emplearon el modelo de Canter y Fritzon que ya hemos expuesto. Las acciones que observaron en las diversas escenas del crimen fueron éstas:

  1. Locales de negocios.
  2. Locales diversos/deshabitados/abandonados.
  3. Propiedad (se aplica a cosas quemadas que no estaban dentro de otra propiedad, como por ejemplo una papelera).
  4. Planificación (los materiales fueron llevados a algunas de las escenas).
  5. Múltiples elementos quemados.
  6. Iniciación del fuego (el sujeto había colocado un objeto en llamas en los objetivos que quería quemar).
  7. Empleo de un acelerante.
  8. No avisó a nadie.
  9. Spree («secuencia lúdica»): el incendiario prendió más de un fuego en menos de 24 horas.
  10. Incendios en serie.
  11. Fines de semana.
  12. Entrada a los lugares mediante la fuerza.
  13. Exterior (los objetos quemados estaban en el exterior).

La presencia de estas acciones significa que ocurrieron en al menos uno de los eventos expuestos en el cuadro A-1.

El siguiente paso fue ubicar los incendios en el modelo de cuatro temas que hemos visto. Para ello emplearon la figura que sirvió a Canter y Fritzon para desarrollar dichos temas, y pusieron marcas en forma de estrellas en las acciones que se daban en los objetivos de la serie que ahora estaban analizando (gráfico A-1). Los elementos que están en el centro son hechos que tienden a darse en el 80% de los incendios, y por ello no nos sirven para discriminar. Por esto hemos de prestar atención al tema «instrumental-objeto», que incluye la mayoría de las acciones, con dos acciones adicionales pertenecientes al tema «instrumental-persona» y tres acciones al tema «expresivo-objeto». Ahora bien —razonan los investigadores—, considerando el hecho de que los eventos constituyen una serie, algo que es característico del tema «expresivo-objeto», y de que pudiéramos incluir en la escena del crimen la variable «local público» si entendemos como tal la iglesia evangélica, entonces entendemos que la serie puede definir mejor a un delincuente expresivo-objeto.

En el gráfico A-1 se observa la asociación de ciertas variables (o «acciones», en la terminología de los autores). En este modelo de análisis las variables próximas tienden a asociarse. Por ejemplo, en el sector instrumental-persona (instrumental person) vemos que partner (socio o compañero) se asocia a threats (amenazas), lo que implica que los incendios (arson) de ese tipo incluyen el empleo de amenazas y la ayuda de alguien en la comisión del fuego. Las variables que tienden a unirse en el centro del gráfico aparecen en los cuatro tipos de incendios, y por consiguiente no sirven para discriminar entre ellos. La flecha nos ayuda a reconocer una de las estrellas que menciona el texto.

Grafico A-1. Asociación de variables.

El gráfico A-2 muestra las ubicaciones de los incendios en un mapa de la ciudad. No aparece un patrón claro ni de expansión ni de contracción, más bien parece que hay un intercambio entre sitios del centro y de las afueras. La distancia media entre los diferentes sitios es de un kilómetro, lo que encaja bien con la bibliografía al respecto.

Gráfico A-2. Mapa de la ciudad. La H es el lugar donde los autores dijeron que estaría la casa del incendiario. La M es el punto medio del círculo definido por los dos incendios de ubicación más alejada. La C (centroide) es el punto medio de las distancias de todos los incendios. Las zonas en gris revelan las dos zonas que los autores pensaron que contenían la residencia del culpable de los incendios. La del centro es la zona más probable (gris más intenso).

A partir de todos estos datos, los autores se pusieron manos a la obra, y realizaron un perfil.

Santtila nos informa del resultado de la investigación policial y de su perfil, que expongo a continuación.

Finalmente se arrestó a un sospechoso. Cuando se registró su apartamento se le hallaron algunas velas (candle en inglés) semejantes a las que algunos testigos observaron en el incendio número 4, junto a cinco botellas de líquido inflamable, cuya composición reveló que tenía sustancias que coincidían con tres de los incendios. Tales sustancias se podían conseguir en tiendas.

Se realizó una identificación con dos testigos que declararon que habían visto de lejos al incendiario en tres de los incendios. Aunque dijeron que el sospechoso «era posible» que fuera el autor de los incendios, no lo afirmaron categóricamente. En dos de los incendios se hallaron huellas de pisadas que se dirigían hacia los alrededores del apartamento del sospechoso. El tamaño del calzado del pie era de talla 42-43; el sospechoso calzaba un 42-43.

No obstante, éste negó cualquier participación en los hechos.

¿Quién era este hombre? Era un vecino de la localidad que había trabajado previamente en la parroquia del lugar y posteriormente en tareas municipales consistentes en buscar empleo a los parados. Sin embargo, cuando comenzaron los incendios él llevaba ya varios años desempleado y sólo cobraba un subsidio de 340 euros al mes.

El sospechoso no había realizado el servicio militar obligatorio por razón del abuso del alcohol. Actualmente, según explicó, sólo bebía una vez a la semana. Había ido al psiquiatra para que le recetara medicamentos para dormir y para la ansiedad. Anteriormente había estado un tiempo ingresado por las mismas razones.

También admitió que algunas veces había consumido alcohol con drogas. Durante el año de los incendios se le había visto vagar por ahí, y en una ocasión se le ingresó en un centro para indigentes. Según sus familiares y una chica con la que salió años atrás, era un hombre con problemas psicológicos que incluso había intentado suicidarse en una ocasión, y que tenía accesos de violencia.

El padre del sospechoso había muerto cuando él tenía dieciocho años, y en el momento del arresto vivía en una habitación del piso de arriba de una casa donde también vivían su madre y uno de sus hermanos; no hacía nada en casa ni se hablaba con su hermano. Dijo que nunca se había casado y que le gustaba conocer gente en los pubs, aunque la gente interrogada que lo había visto en los pubs dijo que era muy reservado. Algunas personas interrogadas dijeron también que el sospechoso una vez amenazó con quemar la casa de su ex novia y de su hermana. Los incendios cesaron tras su arresto, aunque finalmente no fue juzgado por falta de una evidencia concluyente: las sustancias halladas en su casa, que lo vinculaban con los incendios, podía adquirirlas cualquiera, porque eran de uso público. Las huellas de los zapatos no pudieron determinarse si eran o no de sus zapatos.

En el cuadro A-2 se muestra el perfil realizado por los autores, junto a los hechos del sospechoso.

El perfil también incluía una predicción en torno a las áreas donde podía vivir, según el mapa del gráfico A-2. El lugar estaba cercano al predicho, dentro de la zona más gris del mapa.

Los autores del estudio hacen el siguiente comentario: «Las características predichas basadas en el estudio de Canter y Fritzon (1998) mostraron una buena correspondencia con los aspectos reales del caso. Igualmente, la predicción sobre el lugar de residencia del sospechoso fue bastante ajustada» (en el gráfico A-2 se observa una H junto a la zona más gris, que era la que fue predicha como la de mayor probabilidad).

Cuadro A-2.

Perfil En la realidad Comentarios de los autores
Los incendios no son incompatibles con un horario laboral, aunque a alguien con un empleo regular no le resultaría fácil cometerlos, por las horas en que se produjeron Desempleado La predicción era demasiado ambigua
El próximo fuego se cometería aproximadamente a los 22 días del último (este número es la mediana de días de la serie de incendios) Antes de ser arrestado, el último fuego se había cometido 36 días antes Los incendios no continuaron debido al arresto
Es un hombre Es un hombre
Sobre los 30 años Tiene 35 años
Había incendiado previamente al comienzo de la serie No hay constancia policial de este hecho Había amenzado previamente con incendiar
Había realizado falsas alarmas de incendios No hay constancia policial de este hecho
Con problemas psiquiatricos, deprimido; intentos de suicido Con problemas psiquiatricos, deprimido; intentos de suicido
Conocido como alguien raro El sujeto era un solitario, alcohólico, que vivía con su madre
Receptor de beneficios de prestaciones sociales Recibía prestación por desempleo
Vive solo Vive solo Vivía en una habitación del piso superior de la casa de su madre, sin apenas relación con ella o con su hermano
No tiene una relación amorosa estable No tiene una relación amorosa estable
Pocos amigos y conocidos Pocos amigos y conocidos Vida social restringida al pub, donde apenas hablaba con nadie
Posible escalada en los incendios hacia objetos de tipo público No se pudo verificar, debido al arresto
El gran lapso de tiempo en el que no hubo incendios se debe a que el sujeto tuvo miedo o de algún modo estaba impedido de incendiar (p. ej., por estar en la cárcel) No hay evidencias de este hecho, o no se pudo corroborar, ya que el sujeto no confesó

Ahora bien, los autores señalan que cuando predijeron basándose en el «sentido común», como lo fueron las predicciones de que estaba desempleado, el momento en el que ocurriría el próximo fuego, la razón por la que hubo un lapso grande de tiempo sin incendios y que mostraría una tendencia a incendiar locales de uso público, entonces no encontraron que eso encajara con la realidad o pudiera ser corroborado. También realizan autocrítica y aseguran que la predicción realizada sobre el estado laboral del sujeto era demasiado vaga.

También señalan los autores el hecho interesante de que un modelo que se basa en investigaciones de Inglaterra puede encajar bien en una sociedad tan diferente como la suya, aunque, en sus propias palabras, «esto puede deberse al hecho de que el tema expresivo-objeto en los incendios se relaciona estrechamente con el diagnóstico psiquiátrico de piromanía, lo que puede tener mayor consistencia transcultural que otros tipos de incendios».

Más autocrítica: se lamentan de no haber prestado más atención al significado del lugar incendiado, y en particular los relacionados con la iglesia (almacén y lugar de mantenimiento) y la municipalidad (agencia de empleo). Después del arresto se vio que el sospechoso había trabajado para ambas organizaciones. «Esta conexión, si la hubiéramos detectado, habría contribuido a estrechar mucho la lista de sospechosos […]. También fuimos incapaces de ver la relación entre las horas de cierre de los pubs y el momento de los incendios». (Del artículo de Santtila et al., 2002).

Mi comentario

Creo que este estudio muestra tanto las ventajas como los inconvenientes del método empírico de la escuela de Canter. Las ventajas son claras: cuando aparecen asociaciones sólidas entre variables, la predicción resultante tiene muchas posibilidades de ser cierta. El ejemplo evidente es el lugar de residencia. Los autores del perfil casi la clavaron (la policía les dio un dato mal acerca del lugar de un incendio, y eso perjudicó la exactitud de la predicción; sin embargo, aun así fue muy buena). El inconveniente es que el perfilador no hace ninguna suposición que no esté basada en esos datos empíricos estadísticos, lo cual le lleva a perder predicciones que se basan en la investigación criminal desde los inicios del profiling, como fue el caso de la relación entre los lugares quemados y su conexión con el sospechoso. A un perfilador del FBI eso no le hubiera pasado por alto, así como la hora de cierre de los pubs y el comienzo de los incendios.

Mi conclusión, entonces, es que hemos de integrar lo mejor que podamos los hallazgos de esas tendencias diferentes metodológicas y, en la medida de lo posible, pegarnos a la evidencia de la escena del crimen. Es claro que la evidencia, en este caso, reclamaba interpretar el hecho de que una iglesia había sufrido dos ataques, así como una agencia de empleo. Si los autores llegaron a la conclusión de que los incendios eran «expresivos», ¿no les faltó el paso de interpretar «qué expresaban», precisamente, tales incendios? Al estar tan pegados a las relaciones probadas por el estudio estadístico previo de Inglaterra no plantearon esa hipótesis, y eso mermó sensiblemente la utilidad del perfil, porque, en efecto, esa relación era probablemente lo más concreto y útil en términos de la investigación que el perfilador podía ofertar a la policía.

Con respecto al lugar de residencia, es obvio que el modelo del círculo de Canter, y la investigación básica sobre la distancia de los delincuentes violentos y pirómanos, se adecua perfectamente a lo hallado, de ahí que la predicción fuera acertada. La perfiladora María Dolores Bravo lo ha explicado muy bien. La cito aquí:

Como ya sabemos, el psicólogo David Canter (Universidad de Liverpool) y su equipo han desarrollado la técnica del profiling basada en el análisis sistemático de las variables del delito y su interpretación estadística, alejándose con ello de sus homólogos del FBI.

Uno de los ámbitos de aplicación del profiling desarrollado por la escuela de Liverpool es la investigación de incendios, y una de las técnicas principales —aplicable a delincuentes seriales— se conoce como «análisis geográfico del delito»: aplicado a este caso, podríamos decir que establecer la zona de residencia del incendiario es tan importante como conocer, por ejemplo, su tipología.

Uno de los principios aplicados al análisis geográfico del delito es la llamada «hipótesis del círculo de Canten», que en la mayoría de los casos ubica la residencia del delincuente dentro del círculo cuyo diámetro es la línea que une los dos delitos —en este caso, incendios— más alejados. (Véase gráfico A-3):

Gráfico A-3. Hipótesis del círculo de Canter.

Para comprender mejor las dos zonas señaladas en el dibujo, debemos aclarar que la hipótesis del círculo se basa a su vez en:

En este sentido, hay que tener también en cuenta que cuanto más se aleja el delincuente de su hogar, menos probabilidades tiene de cometer el delito, fenómeno conocido como «función de decaimiento de la distancia».

Finalmente, estos datos concuerdan con otros de carácter más general, como los estudios de Fritzon y el FBI —que en este supuesto coinciden— al calcular la distancia media entre la residencia del incendiario y la comisión del incendio, fijada en torno a los 2 km.