Campos atardecidos

EL poniente de pie como un Arcángel

tiranizó el camino.

La soledad poblada como un sueño

se ha remansado alrededor del pueblo.

Los cencerros recogen la tristeza

dispersa de la tarde. La luna nueva

es una vocecita desde el cielo.

Según va anocheciendo

vuelve a ser campo el pueblo.

El poniente que no se cicatriza

aún le duele a la tarde.

Los trémulos colores se guarecen

en las entrañas de las cosas.

En el dormitorio vacío

la noche cerrará los espejos.