84. El Viejo y los Hijos

Un Viejo, castigado con una familia de Hijos pendencieros, llevó a casa un manojo de varas y pidió a los jóvenes que lo rompieran. Después de repetidos esfuerzos le confesaron que no podían.

—He aquí —dijo el Viejo— la ventaja de la unidad; mientras estas varas están aliadas, resultan invencibles, pero ved lo débiles que son individualmente.

Sacó una del manojo y la rompió con facilidad en la cabeza del Hijo mayor. Después repitió la acción hasta que todos estuvieron servidos.