A un Hombre que había sido mordido por un Perro le dijeron que se le curaría la herida si mojaba un trozo de pan en la sangre y se lo daba al Perro. Hizo lo que le sugerían.
—No —dijo el Perro—; si aceptara eso podrían pensar que, al morderte, actué movido por motivos innobles.
—¿Y cuáles fueron entonces tus motivos?
—Deseaba —respondió el Perro— armonizar con el Divino Esquema de las Cosas. Soy hijo de la Naturaleza.