Una Gallina que pacientemente había empollado una nidada de víboras fue abordada por una Golondrina que le dijo:
—Qué tonta eres: dar vida a criaturas que te premiarán aniquilándote.
—Yo misma soy un poco aniquiladora —dijo la Gallina, engullendo tranquilamente uno de los pequeños reptiles—; y no está nada mal aprovechar las exquisiteces de la estación.