47. La rana tirana

A una Víbora que estaba tragando una rana se le acercó un Naturalista con un palo.

—Ay, mi salvador —dijo la Víbora lo mejor que pudo—, ha llegado justo a tiempo; como puede ver, este batracio, al que no he provocado en lo más mínimo, se me está metiendo en la boca.

—Señora —dijo el Naturalista—, necesito una piel de víbora para mi colección, pero si no me hubiera dado esta explicación no la habría interrumpido, ya que me pareció que estaba cenando.