28. La Cola de la Esfinge

Un Perro taciturno le dijo a su Cola:

—Cuando me pongo furioso, te levantas y te erizas; cuando estoy contento, te mueves; cuando me asusto, te me metes entre las patas. Eres demasiado volátil: revelas todas mis emociones. Mi idea es que todas las colas deberían ocultar los pensamientos. Mi mayor ambición consiste en ser tan impasible como la Esfinge.

—Amigo, tienes que reconocer las leyes y las limitaciones de tu ser —respondió la Cola, acompañando los sentimientos expresados con adecuadas flexiones—, y alcanzar la grandeza de alguna otra manera. La Esfinge reúne ciento cuarenta y nueve requisitos de los que tú careces.

—¿Cuáles son esos requisitos? —preguntó el Perro.

—Ciento cuarenta y nueve toneladas de arena en la cola.

—¿Y…?

—Y una cola de piedra.