17. Los socorristas

Setenta y cinco Hombres se presentaron al Presidente de la Sociedad Humanitaria y reclamaron la gran medalla de oro que se confería a los salvadores de vidas.

—Sí, por supuesto —dijo el Presidente—. Con esmerado esfuerzo, tantos hombres deben de haber salvado un número considerable de vidas. ¿Cuántas habéis salvado?

—Setenta y cinco, señor —dijo el portavoz del grupo.

—Ah, entiendo, eso significa una cada uno; muy buen trabajo, de veras —dijo el Presidente—. No sólo recibiréis la gran medalla de oro de la Sociedad sino que seréis recomendados para empleos en los diversos puestos de salvamento de la costa. Pero ¿cómo hicisteis para salvar tantas vidas?

—Somos agentes de la ley —respondió el portavoz—, y acabamos de abandonar la persecución de dos bandidos asesinos.