Una Mujer Casada, cuyo amante iba a corregirse huyendo, consiguió una pistola y lo mató.
—¿Por qué hizo eso, señora? —le preguntó un Policía que pasaba por el lugar.
—Porque —respondió la Mujer Casada— era un hombre malvado y había comprado un billete para viajar a Chicago.
—Hermana —dijo solemne un Clérigo que también pasaba por allí—, matándolos no puedes impedir que los malvados vayan a Chicago.