Un Principio Moral se encontró con un Interés Material en un puente tan estrecho que sólo permitía el paso de uno de los dos.
—¡Al suelo, cosa vil! —tronó el Principio Moral—. ¡Te pasaré por encima!
El Interés Material se limitó a mirar al otro a los ojos sin hablar.
—Ah —dijo el Principio Moral, vacilante—, sorteemos quién se aparta y quién pasa primero.
El Interés Material mantuvo el cerrado silencio y la firme mirada.
—Para evitar un conflicto —prosiguió el Principio Moral, un poco incómodo—, me tiraré al suelo y tú me pasarás por encima.
Entonces el Interés Material encontró una voz, que por extraña coincidencia era la suya.
—Como alfombra no eres gran cosa —dijo—. Soy un poco exigente con lo que piso. Prefiero que te tires al agua.
Eso ocurrió.