La cualidad

Vamos a examinar esta segunda categoría, la cualidad, Es una cualidad irreal, o sea que no es real. Una cualidad irreal, ¿Por qué? Porque no es cosa. Una cualidad irreal es una cualidad tal que si me la represento artificialmente, aparte del objeto que la posee, no puedo por menos de considerada irreal. Si yo me represento el verde aparte de la lámpara, puedo considerar la verdosidad como algo real, porque tiene todos los caracteres de la realidad. ¿Cuáles son estos caracteres de la realidad? Los hemos descripto en la lección anterior: tiene ser, tiene espacialidad, tiene temporalidad y causalidad. Pero si yo separo la belleza de aquello que es bello, la belleza carece de ser; la belleza no es; no hay algo entitativamente existente, aunque sea idealmente, que sea la belleza, sino que siempre belleza es cualidad de una cosa. Por consiguiente, examinando las relaciones entre la cosa, que tiene valor, y el valor tenido por la cosa, llegamos a la conclusión de que la cualidad valiosa –el valor– es irreal. Pero no basta con esto; porque como conocemos otra esfera de objetos que son los objetos ideales, podríamos sentirnos tentados a sacar de aquí, en conclusión, que si el valor no es una cualidad real; será quizá una cualidad ideal. Pero tampoco es una cualidad ideal. Porque ¿qué es lo ideal? Lo hemos definido en una lección anterior: Así como lo real es lo que tiene causa y produce efectos habíamos dicho que lo ideal es lo que tiene fundamento y consecuencia, El triángulo, el círculo, el número 3, cualquier objeto matemático, las relaciones, son ideales; lo cual quiere decir que su modo de conexión no es el modo de conexión por causa y efecto, sino el modo de conexión por fundamento y consecuencia, como por ejemplo en el silogismo y por eso están fuera del tiempo y del espacio, porque los fundamentos de conexión entre los elementos de un conjunto ideal no se suceden unos a otros en el tiempo, por causación, sino que están conexos fuera del tiempo por implicación de fundamento y consecuencia. Y entonces si los valores fuesen el fundamento de la valiosidad de la cosa, yo podría demostrar la belleza, demostrar la bondad, demostrar los valores mismos, como puedo demostrar la propiedad de los números, o puedo demostrar las propiedades de las figuras, las relaciones puras, las esencias puras, Mas he aquí que los valores no se pueden demostrar; sino que lo único que puede hacerse es mostrarlos. Luego los valores no tienen idealidad en el sentido que hemos dado nosotros a esta palabra. No la tienen; y no son pues cualidades ni reales, ni ideales. Por eso, la única manera de designarlos, es una manera negativa, y decir que son cualidades irreales, no reales. Pero no debemos llamarlos ideales, porque entonces los incluiríamos en el conjunto de las estructuras del ser ideal y los haríamos caer bajo las leyes rígidas de la demostración, Todavía con esto no queda perfectamente determinada la estructura ontológica de los valores; porque, aunque ya sabemos que son valentes y no entes y que son cualidades irreales, todavía nos falta por decir algunas cosas más. Son, por ejemplo, extraños por completo a la cantidad; y siendo extraños a la cantidad, lo son –como ya de pasada lo hemos indicado– al tiempo y al espacio. Cuando una cosa es valiosa, cuando un cuadro es bello, o un acto es justo o generoso, lo es independientemente del tiempo, del espacio y del número. No se puede decir que un cuadro es tantas veces bello. No hay manera de contar, de dividir la belleza en unidades. No se puede decir que un cuadro empieza a ser bello, que está siendo bello un tiempo y luego deja de ser bello. No se puede decir que un cuadro sea bello aquí y feo allí. De modo que los valores son independientes del número, independientes del tiempo e independientes del espacio. Además, los valores son absolutos. Si no fueran absolutos los valores, ¿qué serían? tendrían que ser relativos. y ¿qué significa ser relativo? Significa ser valor para unos individuos y para otros no; para unas épocas históricas y para otras no. Pero esto no puede acontecer con los valores; porque hemos visto que los valores son ajenos al tiempo, al espacio y al número. Si hubiese valores que fuesen valores para unos y para otros no, serían dependientes de esos unos, para quienes son valores y no dependientes de aquellos otros; es decir, estarían en relación al tiempo, y no pueden estarlo. Si decimos que puede haber valores que lo son para una época histórica y para otra no, también estarían en dependencia. de tiempo y de espacio, y no pueden estarlo. Pero, exclamarán ustedes acaso: ¡Eso no se puede decir! Supuesto que hay acciones que han sido consideradas como justas y luego más tarde, en la historia, han sido consideradas como injustas; que hay cuadros u objetos naturales que han sido considerados como bellos y mas tarde, en la historia, han sido considerados como feos o viceversa, y, en suma, que no hay unanimidad en la historia, en. el tiempo sucesivo, ni en el espacio, ni en los hombres al intuir los valores. Pero ésta no es una objeción. Noten ustedes bien que ésta no es una objeción; es lo mismo que si dijeran ustedes que antes de Pitágoras el teorema de Pitágoras no era verdad; o lo mismo que dijeran ustedes que antes de Newton la ley de la gravitación no existía. No tienen sentido estas suposiciones relativistas; porque lo único que puede tener y tiene un sentido, es decir que la ley de la gravitación no ha sido conocida por el hombre hasta Newton. Pero no que la ley de la gravitación dependa en su realidad óntica del tiempo en que fuera descubierta. Pues es exactamente lo mismo. Los hombres pueden intuir tales valores o no intuirlos; ser ciegos o clarividentes para ellos; pero el hecho de que haya una relatividad histórica en el hombre y en sus actos de percepción y de intuición de valores, no nos autoriza en modo alguno a trasladar esa relatividad histórica del hombre a los valores, y decir que porque el hombre es él relativo, relativo históricamente, lo sean también los valores. Lo que pasa, es que hay épocas que no tienen posibilidad de percibir ciertos valores; pero esos valores, cuando las épocas siguientes que vienen, los perciben, no quiere decir que de pronto al percibirlos los crean, sino que estaban ahí, de un modo que no voy ahora a definir, y qué esos valores que estaban ahí, son, en un momento de la historia. percibidos o intuidos por esas épocas históricas y por esos hombres descubridores de valores. Todo esto encontramos en las dos primeras categorías de esta esfera axiológica, de esta esfera estimativa; y que son que los valores no son entes, sino valentes; que los valores son cualidades de cosas, cualidades irreales, cualidades ajenas a la cantidad, al tiempo, al número, al espacio y absolutas.