Pero, con esta segunda capa, no termina todo, sino que una vez que he descubierto que las cosas tienen un ser, una esencia, me interesa descubrir esa esencia que las cosas tienen. Ese ser, en el sentido de esencia, que he descubierto que tienen, quisiera yo conocerlo. Entonces vienen los esfuerzos seculares del hombre por conocer. Y la tercera capa es el mundo científico. Para el pastor en el campo, el árbol es una cosa amanual; la hacienda que él enlaza, es una cosa amanual, con la cual trabaja, con la cual convive. Pero, para el biólogo es otra cosa. La biología conoce la esencia. La botánica conoce la esencia del árbol, la física la esencia de cada cosa, y así tenemos la tercera capa que es el mundo científico. Mundo de esencias descubiertas después que las cosas se han convertido en problemas y que el problema ha sido resuelto. Esas esencias pueden llegar a ser absolutamente del mundo amanual primitivo. Así, por ejemplo, desde el punto de vista de la física, este mundo, el mundo de que hablamos, el mundo de las cosas reales, temporales y causales, ese mundo no es más que un sistema de números métricos; fórmulas matemáticas, que expresan medidas y relaciones entre medidas. Ni más, ni menos. Así, pues, esta esfera de las cosas reales ven ustedes que es compleja en el sentido de las capas sucesivas. Ahora creo que nuestro conocimiento ontológico de esta esfera de las cosas reales, de los entes reales, temporales y causales, es bastante importante para que no insistamos más.