Mundo amanual

Pero, además de esta división en subregiones, este mundo de las cosas reales nos presenta capas de profundidad. La primera capa es la que llamaríamos el mundo «amanual». La palabra es rara. Es un poco rara; pero es quizá la manera menos mala de traducir un término forjado por Heidegger que es «das zuhandene Welt» o «el mundo es cuanto que está a mano». El pastor, el empleado de Banco, el mozo que se pasea por la calle, el filósofo, en cuanto que no es filósofo, en las horas del día en que no es filósofo (que son las más), el matemático en cuanto que no es matemático, sino hombre como todo el mundo, los hombres, en la inmersión de su propia vida, viven en un mundo «amanual»; es decir; para ellos, el mundo, el primer aspecto de este mundo de objetos reales es simplemente de una enorme colección de cosas que manejan, que tienen a mano; con las cuales van haciendo unas cosas u otras: muebles, calles, casas, pajaritas de papel, comiéndoselas. El hombre, fundamentalmente, es esto; es el que vive en el mundo amanual, en el mundo ese que está a mano. Nadie pregunta por qué ni qué es esto, ni qué es lo otro, mientras está viviendo y manejando el mundo. Es la relación vital, inmediata, en que este mundo se nos ofrece. Este mundo amanual constituye, pues, la primera capa.