Estructura de los objetos reales

Pues bien; si con estas prevenciones iniciamos el estudio de la primera región que hemos delimitado en el vasto campo de la ontología, nos encontramos con que las cosas que llamamos cosas reales, constituyen un conjunto, al cual damos el nombre de mundo; constituyen un conjunto que es el mundo de las cosas reales. Ese mundo de las cosas reales tiene una estructura óntica. ¿Cuál es esa estructura? Lo primero que encontramos en esa estructura es, evidentemente, el ser. Ese mundo de cosas reales es un mundo que es.Y ¿qué significa, aquí, ser? Significa una cosa muy simple, muy evidente, muy inmediata: significa que lo «hay» en mi vida. Está ahí, en mi vida; tropiezo con él de continuo en mi vida; si cierro los ojos al andar me doy con el tronco de un árbol en la frente. El árbol es, está ahí, en mi vida. Lo hay. En este sentido, este mundo de las cosas reales posee esta primera estructura característica: ser. Posee el ser. Pero con esta estructura no bastará, ni mucho menos, para definir el conjunto de las categorías ónticas de este mundo de las cosas reales, sino que además, este ser es un ser real. ¿Qué significa real? Vamos a tomar aquí la palabra real en su sentido estricto; su sentido estricto es el que se deriva de la voz latina «res», que significa cosa. Este mundo de objetos, que es un mundo que es, que tiene ser, es además, real. Su ser es de tipo especial que llamamos ser real. Quiere decir que no solamente está ahí, sino que está ahí de un modo especial, a la manera como las cosas están ahí, como las «res» están ahí; está como está la cosa, esta otra cosa, esta otra cosa, todas las cosas. Está con una individualidad de presencia, de la cual me apodero directa e inmediatamente; con una presencia individual que es la que designamos con la palabra real. Tenemos, pues, dos categorías o determinaciones de esta primera esfera de objetos: el ser y la realidad. Podemos añadir otras dos, que son también categorías ónticas de esta región. Podemos añadir la temporalidad. Las cosas que son reales, que tienen primero ser, y segundo ser real, necesariamente son reales en el tiempo. Es decir, tienen un ser que comienza a ser, que está siendo y que deja de ser; tienen un ser localizado en el tiempo; es, pues, el estar en el tiempo, uno de los caracteres de ese mundo, que he llamado de las cosas reales. La temporalidad es, pues, la tercera de las estructuras ónticas de ese mundo de las cosas reales. A la temporalidad se añade la causalidad. En ese ser real en el tiempo, en ese ser que empieza, que dura, que termina, que se transforma sucesivamente en el tiempo, todas esas transformaciones sucesivas acontecen en una forma de secuencia presupuestamente inteligible, que se llama causalidad. La categoría de causalidad está, por decirlo así, a caballo, entre las categorías ónticas y las ontológicas. Por un lado expresa la sucesión de las transformaciones de los entes reales en el tiempo. Por otro lado expresa ya una posición de posible conocimiento, por cuanto manifiesta que esa sucesión de transformaciones en el tiempo es inteligible, es reductible a leyes, es cognoscible. Por este lado, la categoría de causalidad es, no sólo óntica, sino también ontológica. Tenemos, pues, en conjunto cuatro categorías ónticas fundamentales en las cuales se expresa la estructura de esta primera región de la objetividad, que son: el ser, la realidad, la temporalidad y la causalidad.