Capítulos de la ontología

Si ahora hacemos una pequeña recapitulación, o balance, de lo que hemos logrado en estas elucidaciones previas, nos encontramos con que hemos obtenido un cierto número de resultados apreciables y que son: 1º Llamamos ontología a la teoría de los objetos, como objetos, o sea a la teoría de las estructuras ónticas, de lo que hay en mi vida. 2º No todo lo que hay en mi vida tiene igual estructura óntica. Así, las cosas no tienen igual estructura óntica que los objetos ideales, ni que los valores, ni que la vida misma en su totalidad. 3º Entre las cosas que hay en mi vida, puedo distinguir objetos que son y objetos que valen. Ya tengo aquí dos grandes provincias ontológicas, porque he descubierto dos estructuras ónticas diferentes: la estructura óntica del ser que es y la estructura óntica del valor. Pero aun dentro de la estructura óntica de los objetos que son, he descubierto también: 4º Objetos que son reales (las cosas), objetos que son ideales (la igualdad, el círculo, la diferencia, etcétera) y la vida, que no es ninguno de esos tres. Tenemos, pues, adquiridos aquí los cuatro capítulos fundamentales de la ontología. La ontología tendrá como primera incumbencia la de descubrir y definir lo mejor posible, las estructuras ónticas de cada uno de esos cuatro grupos de objetos; tendrá que decirnos en qué consiste ser cosa; tendrá que decimos en qué consiste ser objeto ideal; tendrá que decirnos en qué consiste ser valor; y, por último, tendrá que decirnos qué es la vida. Y aquí el problema ontológico confluye con el metafísico; porque, al llegar a la vida, como algo previo, más profundo que la división entre sujeto y objeto, entre yo y cosas, tocamos ya. el fundamento más hondo de toda la realidad. Y en las problematicidades, en los problematismos de la vida, de la estructura misma de la vida, y de sus condiciones ónticas, estará la solución que podemos dar a los eternos problemas de la metafísica; ahí es donde podremos encontrar la respuesta al gran problema: ¿Qué es lo que de verdad existe? Y al mismo tiempo, ahí también se nos planteará el último gran problema de la ontología, que es el de la unidad, que se cierne sobre esas cuatro formas de objetividad: la de las cosas, la de los objetos ideales, la de los valores y la de la vida misma. Así, nuestra futura marcha a través del campo de la ontología viene perfectamente clara. Tendremos que esforzamos por definir lo mejor que podamos, sucesivamente, la estructura de cada una de estas esferas de lo que «hay» en la vida y tendremos que terminar por el problematismo de la vida misma, tocando con él a los más hondos y más profundos problemas de la metafísica.