Nosotros estamos, por ejemplo –solamente lo digo por vía de ejemplo– en el bosque y estamos tratando, viviendo, con el bosque. Estamos junto a un árbol y con ese árbol hacemos algo; nos ponemos, por ejemplo, debajo de su ramaje, de su follaje, para evitar la lluvia; nos decidimos a cortar una rama para encender fuego, o bien para hacer con ella un asiento; o nos decidimos a tomar un fruto para comerlo; pero también puede llegar un momento en que nos detengamos y digamos: ¿Qué es este árbol? Entonces nuestra actitud varía por completo. Ya este árbol no es un término inmediato de nuestra acción, de nuestro hacer, sino que esta acción y este hacer se han convertido ahora en meditación y en pregunta acerca del ser del árbol. Preguntamos cuál es el ser del árbol; ¿qué es el árbol?, y podemos contestar: que ese árbol es un roble. Y podemos seguir preguntando en nuestra actitud de pensamiento; ¿qué es roble? Y podemos contestar: es una especie vegetal. Y podemos seguir preguntando: ¿y qué es una especie vegetal? Y contestar que es un modo de ser cosa; una especie vegetal es un conjunto de cosas, árboles, estas cosas, clases de plantas, todas las especies vegetales. Y así hemos llegado a determinar de esta manera que en nuestra vida hay cosas, como árboles, piedras, plantas, animales, un cierto número de cosas.