Pues si ésta es la clasificación clásica de los juicios en la lógica formal, y si el acto de juzgar es al mismo tiempo acto de poner, acto de asentar la realidad, entonces las diferentes variedades, en que puede presentarse la realidad, estarán todas ellas contenidas en las diferentes formas de los juicios que acabamos de enumerar. Bastará sacar, extraer de cada una de esas formas del juicio la forma correspondiente de la realidad, obtendremos –según Kant– la tabla de las categorías. Y la obtendremos no como la obtuvo Aristóteles, por casualidad, como una enumeración casual, según se le fue ocurriendo en la mente poner unos tras otros los predicados de la realidad, sino que la obtendremos sistemáticamente deducidas del acto mismo de juzgar, de formular juicios. Y tendremos: los juicios individuales, que afirman de una cosa singular lo que quiera que afirmen, contienen en su seno la unidad los juicios particulares, que afirman de varias cosas algo, contienen en su seno la pluralidad; los juicios universales, contienen en su seno la totalidad. De modo que las tres formas de juicios según la cantidad, dan lugar a estas tres categorías unidad, pluralidad, totalidad.
Desde el punto de vista de la cualidad, los juicios son: afirmativos, negativos e infinitos. Los juicios afirmativos nos dicen que una cosa es «esto». Tendremos la categoría de la esencia, que Kant llama realidad, pero en el sentido de esencia, consistencia. La lengua alemana filosófica tiene dos teclados, como los órganos: el germánico y el latino; y cuando quiere distinguir finamente un concepto en dos sentidos diferentes, usa para un matiz la palabra de raíz alemana y para otro la palabra de raíz latina. Nosotros, los latinos, al leer y al traducir nos vemos muy apurados, porque no tenemos ese doble teclado que tienen los alemanes. Así los alemanes, tienen para lo que llamamos realidad la palabra «Wirklichkeit»; pero Kant no usa en este caso la palabra «Wirklichkeit»; usa la palabra latina y dice «Realität», que a distinción de la palabra «Wirklichkeit», recibe el sentido de esencia, lo que yo llamo consistencia, aquello en lo que consiste una cosa; de la palabra latina «res». Es lo mismo que en los cursos de psicología donde yo hablaba a ustedes de la palabra representación, que tiene dos sentidos. Para los alemanes la solución es cómoda, porque en el primer sentido dicen «Vorstellung» fenómeno de conciencia; y en el segundo sentido, donde significa apoderamiento dicen «Repräsentation» que es la palabra latina. Manejan ese doble teclado que es cómodo para ellos, aunque no para nosotros. Así Kant extrae de los juicios afirmativos, negativos e infinitos las tres categorías de esencia (que él llama realidad, pero en el sentido de esencia) de negación y de limitación. El juicio infinito –que les explique a ustedes hace un instante– contiene limitaciones; dice lo que algo no es; pero deja abierto un campo infinito de lo que quiera que sea. No hace más que limitar el sujeto. De los juicios según la relación, de los juicios categóricos, hipotéticos y disyuntivos extrae Kant las tres categorías siguientes: de los juicios categóricos, la categoría de substancia con su complemento natural de «propiedad». Porque cuando yo afirmo categóricamente que una cosa «es esto», considero esa cosa como una substancia; y esto que de ella afirmo, como una propiedad de esa substancia. De los juicios hipotéticos extrae Kant la categoría de causalidad, de causa y efecto. Porque cuando formulamos un juicio de este tipo: si A es B, es también C, ya asentamos el esquema lógico do la causalidad. Si hace calor, se dilatan los cuerpos. De los juicios disyuntivos extrae Kant la categoría de acción recíproca. De la cuarta manera de dividir los juicios, extrae Kant las siguientes categorías: de los juicios problemáticos (A puede ser B) extrae la categoría de posibilidad; de los juicios asertóricos (A es efectivamente B) extrae la categoría do existencia; de los juicios apodícticos (A tiene que ser B) extrae la categoría de necesidad. Tenemos, entonces, completa la tabla de las categorías. Son doce las categorías de Kant.
¿Qué significan estas categorías? ¿Qué sentido tienen? ¿Qué función desempeñan? Esto es lo que Kant se propone ahora elucidar en el trozo de la Analítica trascendental, que lleva el nombre de Deducción trascendental de las categorías. Este trozo es probablemente el más famoso de toda la obra de Kant. En las dos ediciones que hizo Kant de la Crítica de la Razón pura, este pasaje, que comprende buen número de páginas, fue, en la segunda edición, completamente rehecho, transformado por completo. Se advierte muy bien por los esfuerzos que le costó a Kant su redacción, lo que hoy es bien sabido: que este pasaje constituye el núcleo esencial de la Crítica de la Razón pura y es realmente la raíz más profunda del pensamiento kantiano.