Hemos expuesto en las anteriores lecciones de este curso, la primera parte de la obra filosófica fundamental de Kant, que lleva por título «Estética trascendental». Explicado el sentido en que han de tomarse estos dos términos, vamos a pasar ahora a la segunda parte, que lleva por título el de «Analítica trascendental». En el momento oportuno, explicaré también el sentido de estos dos términos, que intitulan esta segunda parte. Como vimos, la Estética trascendental estudia las condiciones bajo las cuales es posible una ciencia «a priori» de las matemáticas, las condiciones que determinan «a priori» la forma de todo objeto posible. Sin obtener datos algunos por medio de la percepción sensible, sin mirar efectivamente la realidad física de las cosas, nosotros podemos, en la matemática, establecer el repertorio completo de todas las formas que un objeto posible ha de tener: formas en el espacio, formas en el tiempo, combinaciones de unas con otras. Pero, una vez que hemos estudiado este conjunto de todas las formas posibles de objetos, hay que pasar, evidentemente, al estudio de los objetos mismos, de los objetos reales. La ciencia humana no se ha contentado con ser matemática, sino que además es física; es decir, no sólo ha determinado «a priori», de antemano, las formas que pueden tener los objetos, sino que ha determinado, además, la existencia, la realidad y las leyes que rigen la aparición y desaparición de los fenómenos mismos. Esta segunda parte es la que lleva el nombre de Analítica trascendental. También podemos inaugurar su estudio con la clásica interrogación, la clásica pregunta de Kant: ¿Cómo son posibles los juicios sintéticos «a priori» en la física? O dicho de otro modo: ¿cómo es posible que nosotros. tengamos conocimiento «a priori» de objetos reales?