Fundamento de los juicios analíticos y sintéticos

Pues bien. ¿Cuál es el fundamento de la legitimidad de los juicios analíticos? O dicho de otro modo: ¿por qué los juicios analíticos son verdaderos? ¿Cuál es el fundamento de su validez? El fundamento de su legitimidad, de su validez, estriba en el principio de identidad. Como quiera que el sujeto contiene en su seno el predicado, el juicio que ha establecido este predicado, contenido en el sujeto, no hará más que repetir en el predicado lo que hay en el sujeto. Es un juicio idéntico, es un juicio de identidad. Pudiera llamarse también una «tautología» (palabra formada de dos palabras griegas «Tauto», lo mismo y «Logia», decir); tautología es, pues, un decir lo mismo, un repetir lo mismo. El juicio analítico está fundado en el principio de identidad y no es más que una tautología; repite en el predicado lo que ya está enunciado en el sujeto. ¿Cuál es el fundamento de los juicios sintéticos? ¿Cuál es el fundamento de legitimidad de los juicios sintéticos?, o, dicho de otro modo: ¿por qué son verdaderos los juicios sintéticos? Pues el fundamento de legitimidad de los juicios sintéticos está en la experiencia. Si yo puedo decir con verdad que el calor dilata los cuerpos, como no puede ser que lo diga porque lo extraiga del concepto de calor, puesto que la dilatación de los cuerpos no está contenida en el concepto de calor, no puede ser por otra razón sino porque experimento yo mismo, porque tengo yo mismo la percepción sensible de que, cuando caliento un cuerpo, este cuerpo se hace más voluminoso. Entonces el fundamento de la legitimidad de los juicios sintéticos está en la experiencia, en la percepción sensible. Muy bien. Pero entonces los juicios analíticos son verdaderos, universales, necesarios. Son verdaderos puesto que no dicen más en el predicado de lo que ya hay en el sujeto; son tautologías. son universales, válidos en todo lugar, en todo tiempo; válidos en cualquier lugar y en cualquier momento, porque no hacen más que explicitar en el predicado lo que hay en el sujeto y esa explicitación es independiente del tiempo y del lugar. Pero además de universales, son necesarios. No pueden ser de otro modo. No puede ser que el triángulo no tenga tres ángulos. Puesto que estos juicios tautológicos, derivados del principio de identidad, no hacen más que explicitar en el predicado lo ya contenido en el sujeto implícitamente, evidentemente; lo contrario de estos juicios tiene necesariamente que ser falso. Es decir, que estos juicios son necesarios. Son, pues, verdaderos, necesarios y universales. Y como son verdaderos, necesarios y universales, no tienen su origen en la experiencia, sino en ese análisis mental del concepto del sujeto. Son, pues, «a priori» (a priori significa como ya indiqué a ustedes en otra lección, «independiente de la experiencia», que no tiene su origen en la experiencia). Miremos ahora los juicios sintéticos. Estos juicios sintéticos ¿cuándo son verdaderos? Son verdaderos en tanto en cuanto la experiencia los avale. Ahora bien; la experiencia ¿qué es? Es la percepción sensible. Esta percepción sensible se verifica en un lugar: aquí; y en un tiempo: ahora. Por consiguiente, mientras la percepción sensible se está verificando, o sea ahora y aquí, esos juicios sintéticos son verdaderos. Su validez es, pues, una validez limitada a la experiencia sensible. Pero como la experiencia sensible tiene lugar ahora y aquí, es abusivo dar a esos juicios sintéticos un valor que prescinda del «ahora» y del «aquí». Son juicios que no son verdaderos más que ahora y aquí. Pero desde el momento en que yo dejo de tener la experiencia, en el momento en que dejo de estar percibiendo la dilatación de los cuerpos y el calor al mismo tiempo, ya no sé cuál pueda ser el fundamento que avale estos. juicios sintéticos. Son, pues, estos juicios sintéticos unos juicios particulares y contingentes. Particulares, porque su verdad está restringida, constreñida al «ahora» y al «aquí». Contingentes, por que su contrario no es imposible. Lo mismo pudiera ser que el calor en vez de dilatar los cuerpos los contrajera; no habría más que cambiar los signos positivos en negativos en las dimensiones donde entra el calor, Son, pues, los juicios sintéticos particulares y contingentes, oriundos de la experiencia, o, como Kant dice también, «a posteriori».