Positivismo metafísico

Como ustedes ven, aquí el psicologismo del empirismo inglés ha llegado a su máxima exageración, si se puede decir; a sus más remotas y más radicales consecuencias. La psicología lo ha invadido todo. El psicologismo ha deshecho la lógica y la ontología. El mundo de Hume es un mundo sin razón, sin lógica. Es así porque así es, porque yo lo creo en virtud de la costumbre, del hábito, de la asociación de ideas, de fenómenos biológicos en mi espíritu considerado naturalísticamente. Del mismo modo la ontología ha desaparecido. Todos los conceptos ontológicos fundamentales: el de substancia, el de existencia, han sido analizados y se han evaporado en puros haces de sensaciones, El psicologismo «a outrance» del empirismo inglés ha volatilizado el problema lógico y el problema metafísico, y ésta es justamente la característica del positivismo. Claro es que Hume cree que hay una ciencia posible, que hay creencias comunes de todos los hombres; pero es porque el hombre es un ser de acción, el hombre necesita actuar, necesita vivir; y para vivir necesita contar con ciertas regularidades de las cosas. Aquellas regularidades de las cosas que salen bien; aquellas esperanzas que el hombre concibe y que luego se cumplen, como la de que salga el sol mañana, adquieren poco a poco el carácter de verdades. Por eso en el fondo, lo mismo que Hume es el predecesor del positivismo, puede decirse que también es el predecesor del pragmatismo, porque la única justificación de la verdad viene a ser, para Hume, la constancia habitual, la ejecutividad efectiva de esas percepciones que la esperanza, día tras día, va remachando en nosotros.