Es maravilloso el arte psicológico con que Hume toma nociones complicadas y las analiza. Voy a hablarles a ustedes de cuatro de estas nociones, que son famosas en la historia de la filosofía humana por la belleza del análisis llevado a cabo. La primera es el análisis de la idea de substancia. La idea de substancia es una idea; ¿cuál es la impresión que le corresponde? Veamos; que se presente esa impresión; que la idea de substancia nos diga cuál es su carta de legitimidad. Nosotros miramos la idea de substancia y encontramos con que ella designa lo que llama Locke el «no sé qué», que está por debajo de las cualidades y de los caracteres. De modo que si yo digo la substancia de esta lámpara, no quiero decir que designe con la palabra substancia su color verde. porque la lámpara es algo más que el color verde; no quiero decir tampoco que designo este brazo, porque la lámpara es algo más que un brazo: es el color además del brazo. Si designa el color verde, deja de designar el brazo; si designa el brazo, deja de designar el color verde. Hume hace una descomposición como quien abre una naranja en cascos y muestra perfectamente que la idea de substancia no está originada por ninguna de las impresiones que actualmente yo recibo. No es tampoco la suma de ellas; porque por substancia no entendemos la suma de esas impresiones sino un quid, o como dice Locke, un «no sé qué», que sirve de soporte a todas esas impresiones, pero que no es ninguna de ellas. Es decir, que la idea de substancia no tiene impresión de donde pueda ser derivada y que la fundamente; y como no tiene impresión que la fundamente, es una idea formada por nosotros, es una idea ficticia, como diría Descartes, es una idea de nuestra imaginación. Pasemos ahora a la idea de existencia misma, a la mismísima idea de existencia. Cuando decimos que algo existe, nosotros podemos encontrar la impresión correspondiente al «algo» del cual decimos que existe. Pero cuando añadimos que existe, ese existir del algo, esa existencia es algo que no encontramos en impresión ninguna. Si yo digo que este vaso de agua existe y analizo lo que quiero decir, me encuentro con una multitud de impresiones, que son las del vaso de agua. Pero ¿dónde está la impresión de que existe, la impresión de la existencia? No es tampoco la suma de todas las impresiones ni una impresión en particular. Luego la existencia del vaso de agua es algo a lo cual no corresponde ninguna impresión. Es otra idea hecha por. nosotros, forjada por nosotros, por nuestra imaginación.