Racionalismo

Así se establece el predominio absoluto del intelecto, del entendimiento, de la razón. La filosofía de Descartes inaugura una era de intelectualismo, una era de racionalismo. La ola del intelectualismo, del racionalismo, se lanza sobre todos los problemas, del mundo, de la ciencia y de la vida. Pero llegará un momento en que un problema aparecerá en el horizonte de la cultura moderna, contra el cual el intelectualismo y el racionalismo no podrán nada para resolverlo, y es el problema de la historia. El idealismo filosófico hará unos esfuerzos magníficos, a principios del siglo XIX, con Hegel, con el positivismo, y en nuestros días con la teoría de los valores y el neokantismo, para resolver el problema de la historia. Esos esfuerzos son baldíos. El problema de la historia se resiste por completo a ser resuelto por el intelectualismo, por el idealismo filosófico. Y ¿por qué se resiste? Pues porque el idealismo es un producto de la historia, que empieza en un determinado momento de la historia, con Descartes, y termina en nuestros días. Como el idealismo es un producto de la historia él no puede explicarla. ¿Cómo va a explicar un producto de la historia aquello de lo cual es producido? Por eso la filosofía contemporánea, para explicar la historia, tendrá que superar el idealismo y encontrar otra realidad más profunda que las cosas y más profunda todavía que el yo, que contenga las cosas y el yo, y que contenga por supuesto también la historia misma. Esa realidad es la vida. Pero hasta que lleguemos a ello tenemos que recorrer todavía mucho trecho de filosofía moderna.