Para comprender el pensamiento de Aristóteles en filosofía no hay que olvidar que pese a las graves objeciones que hace contra Platón, es discípulo de éste. Ha aprendido la filosofía en las enseñanzas de Platón; se ha nutrido de platonismo, o sea de parmenidismo a través de Platón; y continúa Aristóteles conservando algunos de los supuestos, de las bases fundamentales del platonismo parmenídico. En estos tres puntos se pueden cifrar las bases que Aristóteles conserva del platonismo: primero, que el ser de las cosas sensibles es problemático. Necesitará Aristóteles explicar en qué sentido y cómo las cosas sensibles son. El punto de partida seguirá siendo, para Aristóteles, lo mismo que para Platón y para Parménides, que los sentidos, el espectáculo abigarrado del mundo con sus variados matices, no es el verdadero ser, sino que es un ser puesto en interrogante; es un ser problemático que necesita una explicación. Segundo: la explicación del ser problemático de las cosas sensibles consistirá en descubrir detrás de ellas lo intemporal y lo eterno. Aristóteles mostrará contra el movimiento, contra la temporalidad la misma antipatía que Parménides, Zenón y Platón. Tercero: que Aristóteles, aunque percibe muy bien el flaco de Parménides y el flaco de Platón –que han consistido en confundir constantemente, o mejor dicho en fundir constantemente la esencia y la existencia– seguirá él mismo también cometiendo ese mismo error. Lo cometerá en otra forma completamente distinta: afirmando una distinción conceptual entre ellas, pero seguirá estableciendo una función o distinción real entre la esencia y la existencia. Ahora voy a entrar de lleno en la filosofía de Aristóteles y van ustedes a comprender perfectamente todo esto que acabo de esbozar a grandes rasgos.