Analicemos la primera pregunta: ¿qué es el ser? Digo a ustedes que esta pregunta es incontestable. La pregunta exige de nosotros que demos una definición del ser. Ahora bien: dar una definición de algo supone reducir ese algo a elementos de carácter más general, incluir ese algo en un concepto más general todavía que él. ¿Hay concepto más general que el concepto del ser? ¿Puede hallarse acaso alguna noción en la que quepa el ser, y que, por consiguiente, habría de ser más extensa que el ser mismo? No la hay. Si nosotros examinamos las nociones, los conceptos de que nos valemos en las ciencias y aun en la vida, encontramos que estos conceptos poseen, todos ellos, una determinada extensión; es decir, que cubren una parte de la realidad; se aplican a un grupo de objetos, a unos cuantos seres. Pero estos conceptos son unos más extensos que otros; es decir, que algunos se aplican a menos seres que otros; como cuando comparamos el concepto de «europeo» con el de «hombre» encontramos naturalmente que hay menos europeos que hombres. Por consiguiente, el concepto de «hombre» se aplica a mas cantidad de ser que el concepto «europeo». Los conceptos son, pues, unos más extensos que otros. Ahora bien. Definir un concepto consiste en incluir este concepto en otro que sea más extenso, o en otros varios que sean más extensos y que se encuentren, se toquen, precisamente en el punto del concepto que queremos definir. Si nos proponemos definir el concepto de «ser», tendremos que tener a mano conceptos que cubran mayor cantidad de ser que el concepto de ser. Ahora bien: el concepto de ser en general es el que cubre mayor cantidad de ser. Por consiguiente, no hay otro más extenso, por medio del cual pueda ser definido. Mas, por otra parte, podemos llegar también a la misma conclusión. Definir un concepto es enumerar una tras otra las múltiples y variadas notas características de ese concepto. Un concepto es tanto más abundante en notas características, cuanto que es menos extenso; pues un concepto reducido necesita más notas definitorias que un concepto muy amplio. Y el concepto más amplio de todos, el concepto de ser, no tiene, en realidad, notas que lo definan. Por eso, para definir el ser nos encontraríamos con la dificultad de que no tendríamos que decir de él nada. Hegel, que hace esta misma observación, acaba por identificar por completo el concepto de «ser» con el concepto de «nada»; porque del ser no podemos predicar nada, del mismo modo que de la nada no podemos predicar nada. Y por otra parte, del ser lo podemos predicar todo, que equivale exactamente a no poder predicar nada.