Conclusión

Para terminar, es conveniente que hagamos un intento de extraer de este análisis que hemos hecho de la intuición, algunas conclusiones personales, para nuestro estudio de la filosofía, para nuestras excursiones por el campo de la filosofía. Lejos de mí, que soy, no ya filósofo, sino filosofillo, la idea de querer ser yo ahora también original y desenvolver aquí un sistema genial. Hay que considerar que estas tres clases de intuiciones que se reparten en grandes líneas el campo metódico filosófico contemporáneo, tienen cada una de ellas su justificación. en un lugar del conjunto del ser. El error consiste en querer aplicar uniformemente una sola de ellas a todos los planos y a todas las capas del ser. Evidentemente, las capas del ser que se hallan dominadas por la construcción intelectual de las ciencias matemáticas; físicas, de las ciencias biológicas, de las ciencias jurídicas y sociales, aquella capa en donde el ser significa ya, sin preocuparse del origen de ella, existencia y esencia, en aquellas capas lo importante, lo filosóficamente importante es la descripción de las esencias. Hacer descripción de lo que los objetos son. Para estas capas del ser, evidentemente, la intuición fenomenológica de Husserl es el instrumento más apropiado; es la intuición intelectual la que, teniendo nosotros el objeto puesto ante nosotros, sometido ya a las categorías del ser estático, del ser ya, el método más eficaz será evidentemente el de tomarlo bajo la intuición fenomenológica, o sea procurar taladrar las representaciones de ese ser, de esa cosa, para llegar a la cosa misma, prescindiendo de las singularidades y particularidades de la representación. Pero en cambio cuando nos preguntamos, como es debido, como es absolutamente necesario en la filosofía contemporánea, sin lo cual la filosofía contemporánea quedaría estancada, cuando nos preguntamos si hay alguna capa más profunda que esa capa del ser previo, si hay alguna manera o modalidad de vivir el hombre antes de que el hombre se haya visto en la necesidad de poner el ser, para luego estudiar lo que eso es, si hay alguna capa previa, esa capa no podrá ser obtenida o intuida por la intuición intelectual, puesto que ésta es el instrumento apropiado para la captación del objeto intelectual. Pero si el objeto que nos proponemos captar es preintelectual, es anterior al ser, por decirlo así, es el que precede al ser, es esa vivencia del hombre antes de que el hombre haya resuelto creer que hay cosas, entonces tendremos que descubrir esa vivencia del hombre, anterior a la creencia en la existencia de las cosas, como un puro y simple vivir, pero un vivir que siente obstáculos, que tropieza con resistencias, con dificultades. Y justamente porque tropieza con resistencias y dificultades da a esas resistencias el valor de existencias, y habiéndolas convertido en existencias, les confiere el ser, y una vez que les ha conferido el ser, entonces ya son esencias, a las cuales se puede aplicar la intuición intelectual. De suerte que estos tres tipos de intuición no son contradictorios, sino que los tres pueden ser usados en la filosofía contemporánea, y nosotros los usaremos, según las capas de realidad en que estén situados los objetos a que nos dediquemos. En nuestras excursiones por el campo de la filosofía seremos fieles al método de la intuición si unas veces aplicamos la intuición fenomenológica y otras veces la intuición emotiva, o mejor todavía, la intuición volitiva.