La intuición intelectual

Hay un momento, a principios del siglo XIX, en que los filósofos alemanes que han formado esas formidables escuelas filosóficas llamadas filosofía romántica alemana, (me refiero a Fichte, Schelling, Hegel), consideran que el método esencial de la filosofía es lo que ellos llaman la intuición intelectual. Hay aparentemente en estos términos una contradicción, porque la intuición no es intelectual. Parece que intuición intelectual son términos que se despiden el uno al otro, que se repelen, puesto que la intuición es un acto simple, por medio del cual captamos la realidad ideal de algo, y en cambio intelectual alude al tránsito o paso de una idea a otra, a lo que Aristóteles desenvuelve bajo la forma de la lógica. Pues bien: lo esencial en el pensamiento de estos filósofos es considerar la intuición intelectual como el método de la filosofía. Y ¿por qué consideran la intuición intelectual como el método de la filosofía? Porque dan a la razón humana una doble misión. Por una parte, la de penetrar intuitivamente en el corazón, en la esencia misma de las cosas, en la forma en que antes he expuesto, al hablar de Descartes, descubriendo el mundo inmanente de las esencias racionales bajo la capa del mundo aparente de las percepciones sensibles. Pero, además consideran que la segunda misión de la razón es, partiendo de esa intuición intelectual, construir a priori, sin valerse de la experiencia para nada, de un modo apriorístico puramente, mediante conceptos y formas lógicas, todo el armazón, toda la estructura del universo y del hombre dentro del universo. Son, pues, dos momentos en el método filosófico: un primer momento de intuición fundamental, intelectual. El filósofo alemán de la época romántica (Fichte, Schelling, Hegel, Krause, Hartmann, Schopenhauer) tiene en su vida una especie de iluminación mística, una intuición intelectual, que lo hace penetrar en la esencia misma de la verdad; y luego esa intuición es la que se desenvuelve poco a poco, en formas variadísimas, en la filosofía de la naturaleza, en la filosofía del espíritu, en la filosofía de la historia, en múltiples libros. Es como un acorde musical que informa y da unidad a todas las construcciones filosóficas. Es lo que llamaban ellos entonces la «construcción del sistema». ¿Cómo les viene a los filósofos alemanes de principios del siglo XIX esta concepción del método de la filosofía? ¿Qué fue lo que los hizo caer en la idea de que el método de la filosofía había de consistir en una primaria intuición, en una radical intuición y luego en el desenvolvimiento de esa intuición en las múltiples formas de la naturaleza, del espíritu, de la historia, del hombre, etc.? Cayeron en esta manera de ver, en esta concepción del método, porque todos ellos estaban alimentados, imbuidos de la filosofía de Kant. Ahora bien, la filosofía de Kant es compleja; es un sistema complicado, difícil, pero uno de sus elementos esenciales, primordiales, fundamentales, consiste en la distinción que Kant hace entre el mundo sensible, fenoménico (significa lo mismo fenoménico que sensible para el caso, en la filosofía de Kant) y el mundo de las cosas en sí mismo, independientemente de que aparezcan como fenómenos para nosotros. Esa distinción que hace Kant entre el mundo de la realidad independiente de mí y el mundo de la realidad tal como aparece en mí, lo lleva a considerar que cada una de las cosas de nuestro mundo sensible y todas ellas en conjunto, no son sino la explicación en el espacio y en el tiempo de algo incógnito, profundo y misterioso, que está por debajo del espacio y del tiempo. Ese algo incógnito, profundo y misterioso que estando debajo del espacio y del tiempo se expande y florece en múltiples diversificaciones que llamamos las cosas, los hombres, el cielo, la tierra y el mundo en general, es lo que proporciona a todos estos filósofos del romanticismo alemán la idea siguiente: Pues bien, si eso es así, lo hermoso consistirá en llegar, con una visión intuitiva del espíritu, a ese quid, a ese algo profundo, incógnito y misterioso que contiene la esencia y definición de todo lo demás; y cuando hayamos llegado a captar, por medio de una visión del espíritu, esa cosa en sí misma, o, como ellos llamaban también, lo absoluto, entonces, de una sola mirada del espíritu tendremos la totalidad de lo absoluto e iremos sacando sin dificultad de ese absoluto, que habremos captado intuitivamente, una por una todas las cosas concretas del mundo. Por eso su filosofía llevaba siempre dos movimientos. Un movimiento por decirlo así místico, de penetración de lo absoluto, y luego otro movimiento de eflorescencia y de explicitación de lo absoluto en sus formas múltiples, del arte, de la naturaleza, del espíritu, de la historia, del hombre, etcétera. Esta manera o método de filosofar domina en una o en otra forma en Alemania desde 1800 hasta 1870 aproximadamente. Cuando esta manera de filosofar decae, es sustituida por otro estilo de filosofar que implica, naturalmente, otro método de filosofía.

Yo pensaba haber podido, en la conferencia de hoy, llegar hasta el final; pero veo que la hora avanza y no me es posible hacerlo sin riesgo de estar aquí demasiado tiempo para vosotros –y permitidme que lo diga– para mí también. Así es que lo dejaremos aquí, y en la próxima lección proseguiremos donde lo hemos dejado, y entonces os haré ver que a pesar de que los filósofos contemporáneos, desde el año 1870, cambian completamente su idea del método, no dejan de conservar lo esencial del método filosófico, tanto de los antiguos como de los modernos a partir del Renacimiento.