Las disciplinas filosóficas

De suerte que hay un proceso de desgajamiento. Las ciencias particulares se van constituyendo con autonomía propia y disminuyendo la extensión designada por la palabra filosofía. Van otras ciencias saliendo, y entonces, ¿qué queda? Actualmente, de modo provisional y muy fluctuante, podremos enumerar del modo siguiente las disciplinas comprendidas dentro de la palabra filosofía: diremos que la filosofía comprende la ontología, o sea la reflexión sobre los objetos en general; y como una de las partes de la ontología, la metafísica. Comprende también la lógica, la teoría del conocimiento, la ética, la estética, la filosofía de la religión y comprende o no comprende –no sabemos– la psicología y la sociología; porque justamente la psicología y la sociología están en este momento en si se separan o no se separan de la filosofía. Todavía hay psicólogos que quieren conservar la psicología dentro de la filosofía; pero ya hay muchos psicólogos, y no de los peores, que la quieren constituir en ciencia aparte, independiente. Pues lo mismo pasa con la sociología. Augusto Comte, que fue el que dio nombre a esta ciencia (y al hacerlo, como dice Fausto, le dio vida) todavía considera la sociología como el contenido más granado y florido de la filosofía positiva. Pero otros sociólogos la constituyen ya en ciencia aparte. Hay discusión. Vamos a no resolver nosotros por ahora esta discusión, y entonces diremos que en general todas esas disciplinas y estudios que he enumerado: la ontología, la metafísica, la lógica, la teoría del conocimiento, la ética, la estética, la filosofía de la religión, la psicología y la sociología, forman parte y constituyen las diversas provincias del territorio filosófico. Podemos preguntarnos qué hay de común en esas disciplinas que acabo de enumerar; qué es lo común en ellas que las contiene dentro del ámbito designado por la palabra filosofía; qué tienen de común para ser todas partes de la filosofía. Lo primero y muy importante que tienen de común, es que son todas el residuo de ese proceso histórico de desintegración. La historia ha pulverizado el viejo sentido de la palabra filosofía. La historia ha eliminado del continente filosófico las ciencias particulares. Lo que ha quedado es la filosofía. Ese hecho histórico, con sólo ser un hecho, es muy importante. Es ya una afinidad extraordinaria la que mantienen entre sí esas disciplinas, por sólo ser los residuos de ese proceso de desintegración del viejo sentido de la palabra filosofía. Pero apuremos más el problema. ¿Por qué han quedado dentro de la filosofía esas disciplinas? Voy a contestar esta pregunta de una manera muy filosófica, que consiste en invertir la pregunta. Del mismo modo que Bergson ha dicho muchas veces que una de las técnicas para definir el carácter de una persona no sólo consiste en enumerar lo que prefiere, sino también y sobre todo en enumerar lo que no prefiere; del mismo modo, en vez de preguntarnos por qué han sobrevivido filosóficamente estas disciplinas, vamos a preguntarnos por qué las otras no han sobrevivido. En vez de preguntarnos por qué están la lógica y la teoría del conocimiento y la metafísica en la filosofía, vamos a preguntarnos por qué se han marchado las matemáticas, la física, la química, y las demás. Y si nos preguntamos por qué se han desprendido, encontramos lo siguiente: que una ciencia se ha desprendido del viejo tronco de la filosofía cuando ha logrado circunscribir un trozo en el inmenso ámbito de la realidad, definido perfectamente y dedicar exclusivamente su atención a esa parte, a ese aspecto de la realidad.