La filosofía antigua

Esta duplicidad de sentido en la palabra «saber» responde a la distinción entre la simple opinión y el conocimiento bien fundado racionalmente. Con esta distinción entre la opinión y el conocimiento fundado, inicia Platón su filosofía. Distingue lo que él llama «doxa», opinión (la palabra «doxa» la encuentran ustedes en la bien conocida de «paradoxa», paradoja, que es la opinión que se aparta de la opinión corriente) y frente a la opinión, que es el saber que tenemos sin haberlo buscado, pone Platón la «episteme» , la ciencia, que es el saber que tenemos porque lo hemos buscado. Y entonces la filosofía ya no significa «amor a la sabiduría», ni significa tampoco el saber en general, cualquier saber, sino que significa ese saber especial que tenemos, que adquirimos después de haberlo buscado, y de haberlo buscado metódicamente, por medio de un método, es decir, siguiendo determinados caminos, aplicando determinadas funciones mentales a la averiguación. Para Platón, el método de la filosofía, en el sentido del saber reflexivo que encontramos después de haberlo buscado, intencionadamente es la dialéctica. Es decir, que cuando no sabemos nada; o lo que sabemos lo sabemos sin haberlo buscado, como la opinión o sea un saber que no vale nada; cuando nada sabemos y queremos saber; cuando queremos acceder o llegar a esa «episteme», a ese saber racional y reflexivo, tenemos que aplicar un método para encontrarlo, y ese método Platón lo llama dialéctica. La dialéctica consiste en suponer que lo que queremos averiguar es tal cosa o tal otra; es decir, anticipar el saber que buscamos, pero inmediatamente negar y discutir esa tesis o esa afirmación que hemos hecho y depurarla en discusión. El llama, pues, dialéctica a ese método de la autodiscusión, porque es una especie de diálogo consigo mismo y así, suponiendo que las cosas son esto o lo otro y luego discutiendo esa suposición, para substituirla por otra mejor, acabamos poco a poco por llegar al conocimiento que resiste a todas las críticas y a todas las discusiones; y cuando llegamos a un conocimiento que resiste a las discusiones dialogadas, o dialéctica, entonces tenemos el saber filosófico, la sabiduría auténtica, la «episteme», como la llama Platón, la ciencia. Con Platón, pues, la palabra filosofía, adquiere el sentido de saber racional, saber reflexivo, saber adquirido mediante el método dialéctico. Ese mismo sentido tiene la palabra filosofía en el sucesor de Platón, Aristóteles. Lo que pasa es que Aristóteles es un gran espíritu, que hace avanzar extraordinariamente el caudal de los conocimientos adquiridos reflexivamente. Y entonces la palabra filosofía tiene ya en Aristóteles el volumen enorme de comprender dentro de su seno y designar la totalidad de los conocimientos humanos. El hombre conoce reflexivamente ciertas cosas después de haberlas estudiado e investigado. Todas las cosas que el hombre conoce y los conocimientos de esas cosas, todo ese conjunto del saber humano, lo designa Aristóteles con la palabra filosofía. Y desde Aristóteles sigue empleándose la palabra filosofía en la historia de la cultura humana con el sentido de la totalidad del conocimiento humano. La filosofía, entonces, se distingue en diferentes partes. En la época de Aristóteles la distinción o distribución corriente de las partes de la filosofía eran: lógica, física y ética. La lógica en época de Aristóteles, era la parte de la filosofía que estudiaba los medios de adquirir el conocimiento, los métodos para llegar a conocer el pensamiento humano en las diversas maneras de que se vale para alcanzar conocimiento del ser de las cosas. La palabra física designaba la segunda parte de la filosofía. La física era el conjunto de nuestro saber acerca de todas las cosas, fuesen las que fuesen. Todas las cosas, y el alma humana entre ellas, estaban dentro de la física. Por eso la psicología, para Aristóteles, formaba parte de la física, y la física, a su vez, era la segunda parte de la filosofía. Y en tercer lugar la filosofía contenía ética. La ética era el nombre general con que se designaban en Grecia, en la época de Aristóteles, todos nuestros conocimientos acerca de las actividades del hombre, lo que el hombre es, lo que el hombre produce, que no está en la naturaleza, que no forma parte de la física, sino que el hombre lo hace. El hombre, por ejemplo, hace el Estado, va a la guerra, tiene familia, es músico, poeta, pintor, escultor; sobre todo es escultor para los griegos. Pues todo esto lo comprendía Aristóteles bajo el nombre de ética, una de cuyas subpartes era la política. Pero la palabra filosofía abarcaba, repito, todo el conjunto de los conocimientos que podía el hombre alcanzar. Valía tanto como saber racional.