Un francés explicó que
cada quien lleva la atómica dentro.
Pero no dijo cuándo estalló, no
miró los cadáveres que
cada quien lleva dentro y tienen
el rostro mismo de cada quien,
niños, quién sabe.
Nadie produce su propio oxígeno
y todos llevan máscara, no
por temor a la muerte, sino
por temor a su vida que mata
pedazos del tejido
que se desteje solo. Esos
trabajos son tristes. Ellos tosen
ligeramente, se sienten
mejor y nunca
desatan bestias en la noche paciente.