FUGAS

La velocidad de la palabra no es

la velocidad de la sangre y no sé

quién traiciona a quién. ¿Cómo

se encima el horizonte

a la palabra cuándo, a su

cortejo de esperas que todo cambiarán?

La noche cae y se consuela,

pero caer no es un consuelo para mí.

Estoy parado en el espanto

mientras cantan los rostros del día y

no sé quién miente, ellos o yo. Al fondo pasa

el animal que huye

a gran velocidad.