POEMA

Cuando él escribe, ella

no lo molesta. Lo deja

en su silencio. Allí pronuncia ella

la intensidad de su mano,

el sonido de su regazo en invierno

y sus puentes para inclinarse a ver

lo traído y llevado

del secreto a la infancia.

Ella martilla el poema y no

necesita ser vista.

[a Mara]